Todo en este «Superman» de James Gunn (Guardianes de la Galaxia) parece ir a contracorriente. Acusada de simpatías palestinas por la lejana simetría entre las víctimas civiles a las que Superman ayuda para evitar una invasión criminal entre dos países de fuerzas militares muy distintas, lo único que resulta literal es que, a lo largo de dos horas, este Superman recibe tantas palizas como la suma de quienes le precedieron.
Ahora que la fórmula da síntomas de agotamiento, cuando tanto la Marvel como la DC dan bocanadas de agotamiento y desorientación, proliferan las dentelladas críticas contra la insustancialidad de un subgénero que agoniza. «Madame Web», un retruécano argumental de Spiderman y sus incontables secuelas en clave femenina, ha salido muy mal parada tras su estreno mundial
Cuando se enroló a James Wan para dirigir el destino de «Aquaman» la noticia sorprendió ligeramente. Avezado en el horror y la crueldad, el autor de «Saw» (2005), «Insidious» (2010) y «The Conjuring» (2013), factótum del cine de terror, productor y guionista, este australiano de origen malayo y de apenas 1,60 metros de altura, ha sido responsable de no pocos sobresaltos y de muchos miedos.
Con cada nueva entrega se abre más y más la brecha que separa el público iniciado con el proyecto Marvel-Disney de quienes se han ido alejando de él o, simplemente, no lo soportaban. De momento, los primeros hacen buena caja y evidencian una fidelidad extrema. Basta con ver cómo, al final de cada nueva entrega, las salas que suelen quedar vacías en cuanto aparecen los créditos, permanecen con el 80% de quienes han entrado, expectantes ante lo que no es sino un guiño sobre lo que vendrá en las siguientes aventuras.







