De Unamuno a Chesterton, de Bresson a Hitchcock, nunca han faltado inspirados narradores de colmillo fino y alta pluma que han sabido extraer oro del desván eclesiástico. La orden sacerdotal de la religión católica, siempre hermética, casi siempre oscura y a veces perversamente húmeda, ofrece recovecos y telarañas, infamias y heroicidades, dignos de analizar.

Situada en el valle alpino de Val di Sole, en la provincia de Trento, cerca de la frontera que Aníbal decidió cruzar en compañía de sus elefantes para doblegar a Roma, Vermiglio es una pequeña localidad que, a partir de la segunda guerra mundial, poco a poco ha ido perdiendo habitantes en esa espiral crepuscular propia de la Italia vaciada.

A fuego lento, en un laberinto que se retuerce sobre sí mismo, Tarik Saleh desarrolla un filme de tramas y mentiras, de delaciones y muerte en el corazón del Egipto de hoy. La acción de su argumento, que podía haber inspirado un buen relato a John le Carré, transcurre en la universidad-seminario de Al-Azhar en El Cairo, el epicentro del poder del islam suní.