Título Original: HORS DU TEMPS Dirección y guion: Olivier Assayas Intérpretes: Vincent Macaigne, Micha Lescot, Nine d’Urso, Nora Hamzawi,Maud Wyler y Dominique Reymond País: Francia. […]
La Cenicienta posee unos orígenes narrativos que arrancan del Egipto faraónico y la
China milenaria hasta pasar por los Giambattista Basile, Charles Perrault y los
hermanos Grimm. Esa eterna y universal historia (del heteropatriarcado, diríamos
ahora) late en la semilla primigenia que sustenta la pesadilla de «Anora».
Con un título en castellano que se equivoca y que equivoca, aparece esta ópera prima de una directora nacida en Toronto en 1986 y forjada y fajada en series como «The Great» y «Black Mirror», entre otras. Ally Pankiw irrumpe en la escena del largometraje con un filme de prosa veloz y emociones contenidas.
Cada cierto tiempo aparece una película que responde al «subgénero» que alimenta este largometraje alemán de origen, pero de sabor inequívocamente americano. Hablamos de «road movies», de viajes iniciáticos con personajes tiernos y procesos inciertos.
Casi como una toma falsa, como la última trufa de lo que ha quedado tras una abundante comida, en sus minutos postreros, justo antes de los créditos y agradecimientos, «Volveréis» muestra a Itsaso Arana y Vito Sanz hurgando en el cementerio parisino de Montmartre. Vito, eléctricamente inquieto, busca una lápida ante una cámara excitada con tensión amateur.
Con «Un lugar común», Celia Giraldo desafía precisamente eso que se llama sentido común y que, al parecer, ya hace tiempo que entre nosotros perdió su hora. En su planteamiento, Giraldo (Cornellá de Llobregat, 1995) parece haberse abonado a esa preocupación frecuente en el cine español reciente filmado por directoras donde la descomposición familiar, la casa como depósito de recuerdos y emociones y la demolición del pasado, se verbalizan ante un futuro poco esperanzador.
Ernst De Geer se suma con «Hipnosis», su debut como director de largometrajes, a ese plantel notable de realizadores escandinavos contemporáneos. Proceden todos ellos, de un territorio de extrañamiento y hondura, de alta civilización y de oscuros subterráneos de crueldad extrema.
Ciertamente, durante la proyección de una película nuestro estado de ánimo pasa por diferentes sensaciones; a veces incluso por emociones enfrentadas que van de la admiración al rechazo. Quienes dominan bien el arte del relato audiovisual saben cómo predisponer la atención para acabar seduciendo.
Paco Roca, autor del texto original sobre el que Álex Montoya edifica esta película, posee un duende especial para agitar las emociones. Sus novelas gráficas, sus cómics, se envuelven en amables retratos de papel atravesados por siniestras sombras.
Allí donde «El triángulo de la tristeza» de Ruben Östlund daba síntomas de desequilibrio, o sea cuando en el zénit de su grotesca sátira se rozaba la obscenidad y la escatología, es donde empieza «The Palace».