En la biografía de Abraham Stiller, el protagonista del argumento de «Nunca más», se acumulan las anécdotas más relevantes. Su hermano, Mauritz Stiller, fue pionero del cine mudo y figura relevante junto al Victor Sjöström de la primera edad de oro del cine sueco.
Entre Michel Hazanavicius (París, 1967) y Pablo Berger (Bilbao, 1963) se dan extrañas coincidencias e importantes diferencias. Pero, ciertamente, al observar la filmografía de ambos sorprende encontrar que tanto uno como otro, lejos de permanecer fieles a la demanda del mercado, abundan en incursiones heterodoxas.
Con la escritura de Zweig como melodía y pretexto y con reflejos de su zozobra personal como leit motiv, “The Royal Game” se impone como un demoledor relato sobre la anulación de la cordura a través de la tortura. La historia está localizada en el final de los años 30, en el tiempo de la ascensión del nazismo en Austria, pero sus sombras y la manera en la que éstas se proyectan hoy, la hacen muy pertinente.
El caso de Rodrigo Cortés merece una atención especial. Especial es que, siendo todavía un adolescente, mientras el resto de la clase memorizaba las alineaciones de los equipos de fútbol, él filmaba sus dos primeros cortometrajes titulados “El descomedido y espantoso caso del victimario de Salamanca” y “Siete escenas de la vida de un insecto”, éste último bajo el influjo de Kafka.
Desde el primer instante, el arte parece ser el tema, el núcleo duro de un filme que ambiciona mucho y que por mucho abarcar termina por quedarse con muy poca sustancia. Hay directores que aciertan tanto y de manera tan contundente con una película, que ese logro termina por arruinar sus trayectorias.






