«Nuestro día» acontece a través de dos encuentros que nada tienen que ver entre sí y que nunca se entremezclan salvo por un detalle vertebral que las une, la capacidad inimitable de Hong Sang-soo para pasar de lo cotidiano a lo trascendente.
Siempre singular y siempre fiel a sí mismo, Hong Sang-soo insiste en una partitura que siempre se parece pero, como con Satie, siempre es distinta. En el caso de “En lo alto”, el protagonista que encarna a un director de cine, alter ego del propio cineasta en la realidad, dice haber visto a dios.
Ha llovido lo suyo desde los tiempos de «El globo blanco» (1995) y «El círculo» (2000) y Jafar Panahi sigue dando vueltas al mismo absurdo. Las mismas vueltas que da el régimen iraní cuyas directrices, usos y abusos parecen carecer de sentido vistas con ojos occidentales.
Como un huevo Kinder, cuesta trabajo determinar si lo que importa en “Decision to Leave” habita en su armadura de “thriller” o en su corazón de romance melodramático. Tal vez el secreto de su magnetismo resida en no saber qué nos atrapa porque, en la vida, las cosas nunca seducen por lo que queremos creer.
Todo, como es costumbre en las últimas obras de Hong Sang-soo, aparece en gris. Todo se tiñe en matices y sutilezas que se agitan entre el blanco y el negro y que rara vez se muestran blancas o negras. Todo es gris salvo ese estallido de color al final del relato que rueda la novelista a la que referencia su título.
Da igual dónde y con quién ruede Hirokazu Kore-eda, (Tokio, 1962), el cineasta japonés más reconocido internacionalmente en estas últimas décadas. El anterior relato, ‘La verdad’ (2019), lo filmó en París, con Juliette Binoche, Catherine Deneuve y Ethan Hawke y pronto se supo que, más allá de los guiños metafílmicos y del reconocimiento a la post-nouvelle vague, Kore-eda hablaba de lo que siempre se ocupa: de la familia, del desarraigo, de los afectos y la soledad.
Zhang Yimou levanta la bandera del cine chino desde hace cuatro décadas. Hemos visto transformarse al país mas poderoso del mundo y Zhang Yimou permanecía fiel a sí mismo. Lo ha tenido todo y se le ha despojado de casi todo. Eso incluye las bendiciones y descalificaciones de la crítica y de los festivales.
Lo único históricamente ajustado a lo real, lo que existió en este territorio colonizado por Gran Bretaña en el continente indio, en ese tiempo que recrea “RRR”, fueron sus dos protagonistas: Alluri Sitarama Raju y Komaram Bheem.
Rodado en Taiwan, producido bajo bandera austriaca y apoyado por inversiones francesas y belgas, “Moneyboys” significa el debut en la realización de C.B. Yi; un director de origen chino cuyo aspecto podría confundirse con cualquiera de los jóvenes actores de su película.
Aunque resulta innegable que Saeed Roustayi se desmarca del canónico cine iraní de mirada reposada y paisaje árido, cine de poesía rural y dilemas éticos, conforme avanza este thriller de policías y narcotraficantes más evidente resulta que el motor que mueve “La ley de Teherán” coge la epidermis del noir occidental para hablar de su país de origen.