Siempre singular y siempre fiel a sí mismo, Hong Sang-soo insiste en una partitura que siempre se parece pero, como con Satie, siempre es distinta. En el caso de “En lo alto”, el protagonista que encarna a un director de cine, alter ego del propio cineasta en la realidad, dice haber visto a dios.

Como un huevo Kinder, cuesta trabajo determinar si lo que importa en “Decision to Leave” habita en su armadura de “thriller” o en su corazón de romance melodramático. Tal vez el secreto de su magnetismo resida en no saber qué nos atrapa porque, en la vida, las cosas nunca seducen por lo que queremos creer.

Todo, como es costumbre en las últimas obras de Hong Sang-soo, aparece en gris. Todo se tiñe en matices y sutilezas que se agitan entre el blanco y el negro y que rara vez se muestran blancas o negras. Todo es gris salvo ese estallido de color al final del relato que rueda la novelista a la que referencia su título.

Da igual dónde y con quién ruede Hirokazu Kore-eda, (Tokio, 1962), el cineasta japonés más reconocido internacionalmente en estas últimas décadas. El anterior relato, ‘La verdad’ (2019), lo filmó en París, con Juliette Binoche, Catherine Deneuve y Ethan Hawke y pronto se supo que, más allá de los guiños metafílmicos y del reconocimiento a la post-nouvelle vague, Kore-eda hablaba de lo que siempre se ocupa: de la familia, del desarraigo, de los afectos y la soledad.

Zhang Yimou levanta la bandera del cine chino desde hace cuatro décadas. Hemos visto transformarse al país mas poderoso del mundo y Zhang Yimou permanecía fiel a sí mismo. Lo ha tenido todo y se le ha despojado de casi todo. Eso incluye las bendiciones y descalificaciones de la crítica y de los festivales.

Aunque resulta innegable que Saeed Roustayi se desmarca del canónico cine iraní de mirada reposada y paisaje árido, cine de poesía rural y dilemas éticos, conforme avanza este thriller de policías y narcotraficantes más evidente resulta que el motor que mueve “La ley de Teherán” coge la epidermis del noir occidental para hablar de su país de origen.

En la última Seminci, la de 2021, “El perdón” ganó el premio a la mejor dirección novel. Probablemente fue un gesto merecido y simbólico asumido por el jurado para resaltar la denuncia que transporta en su interior. Y es que desde el mismo título original, “La balada de la vaca blanca”, este filme prohibido en Irán lleva implícita la idea de la inocencia.