Galder Gaztelu-Urrutia (Bilbao, 1974) vivió hasta 2018 dedicado profesionalmente al mundo de la televisión y la publicidad. Sobre esas dos columnas curtió su destreza en el oficio audiovisual.

Fue en los nerviosos 90, cuando Abbas Kiarostami obró un milagro. Durante esos años, películas como «Close-Up» (1990), «El sabor de las cerezas» (1997) y «El viento nos llevará» (1999) entre otras, impusieron el llamado cine posrevolucionario de Irán en el panorama de los mejores festivales internacionales de cine.

Un parpadeo repetido suele ser la clave para detectar una mentira. O una señal de socorro de quien no puede hablar, bajo la (o)presión de una amenaza cercana. Ambas cuestiones, el miedo y la impostura, rondan una de las peores lacras del siglo XXI consecuencia del origen de nuestras sociedades, los abusos y maltratos machistas.

Shyamalan, ya se ha señalado en otras ocasiones, comparte con David Lynch una referencia común, la ciudad de Filadelfia, ese corazón de la América profunda donde la legendaria «Liberty Bell», la campana rota, ofrece al turista su herida abierta como si con ella se pudiera contener la pesadilla que cada día hunde más a un país víctima de su mentira.