Ganadora absoluta en la última edición del SSIFF, el jurado del certamen donostiarra vio y valoró obviamente las buenas intenciones de Laura Mora Ortega sin saber o querer reparar en que estos reyes van desnudos.

Tras un estreno interesante y vitalista, “La inocencia” (2019), Lucía Alemany ha perdido la suya, la inocencia laboral se sobreentiende, con su segundo trabajo, “Mari(dos)”. Si su primer largometraje crecía sobre la frescura y la verosimilitud, un relato fiado al ser más que al hacer de su joven protagonista, Carmen Arrufat; aquí todo se hace artificio, obra de profesionales en plenitud como lo son Paco León y Ernesto Alterio.

Laura Poitras (Boston, 1964) ha cultivado una filmografía estimable. Óscar al mejor documental de 2014 por “Citizenfour”, su trayectoria evidencia que Poitras no teme adentrarse en pantanos sociales que ponen en un brete la historia oficial y los poderes establecidos. El terrorismo, la gentrificación, la vigilancia global, el abuso del poder…, han alimentado algunos de sus documentales.

¿Qué ha sido más determinante para evaluar el ADN de estos Oscar 2023: el éxito de los Daniels o el fracaso de Spielberg? La respuesta se encuentra implícita en el título de la película que con siete Oscar se hermana con “Lawrence de Arabia”, “El puente sobre el río Kwai”, “Memorias de África”, “El golpe” y “La lista de Schindler”: Todo.

Aunque formalmente en nada se parezca la película de Yasuhiro Yoshiura a “Ghost in the shell” (1995) de Mamoru Oshii, un cordón, apenas perceptible, une ambos relatos y da noticia del cambio de sensibilidad e intereses entre el final del siglo XX y el tercer decenio del siglo XXI. Por edad, Yoshiura podría ser hijo de Oshii.

Si en un relato cinematográfico aparece un arma en algún momento de su comienzo, no hay duda de que al final será disparada. Esa ley sin proclama se cumple a rajatabla en “El hijo”. Y en cuanto se cumple, ratifica lo peor que el filme de Florian Zeller representa: una ortopedia argumental y una sensación de falta de originalidad en la dirección.

s posible que la jovencísima Catherine Clinch (Ranelagh, Irlanda, 2010) sea en el futuro una dama de la interpretación. Hoy y aquí nos regala una presencia magnética, al estilo de la Ana Torrent de “El espíritu de la colmena” y “Cría cuervos”. Dicho de otra manera, sin ella, “The quiet girl” resultaría muy difícil de imaginar.

En algo menos de dos horas Paul Urkijo se pasea por los recovecos de la mitología vasca. Pero, además, se mete en el barrizal de querer narrar en clave fantástica la batalla de Roncesvalles, aquella en la que la armada francesa de Carlomagno, con Roldán en la retaguardia, tras conquistar medio mundo, fue derrotada por un ejército formado en auzolan por montañeses vascones, soldados cristianos y tropas sarracenas.