Las dos principales notas características del cine de Marcel Barrena (Barcelona, 1981), su querencia por los temas sociales y su proverbial capacidad para insuflar emoción a las historias que narra, alcanzan en «El 47», una dimensión ejemplar, superlativa.
Cuando Robert Altman diseccionó el mundo de la moda en «Prêt-à-Porter» (1994), no mostró ningún tipo de condescendencia con respecto a sus personajes. Ni buscó la caricatura, ni encontró lo épico. La mirada de Altman quedó congelada por la ausencia de sensibilidad de sus observados.
Estrenada en algunas salas como antesala de su presentación en Filmin, «El último Late Night» de los hermanos Cairnes ya se reconoce como obra de culto. Esta cita «con el diablo» que triunfó en la última edición del festival de Sitges, se comporta como una película de referencia; un texto relevante sobre el cine de terror de la tercera década del siglo XXI cuya proyección crecerá, por lo que conviene no perderse este estreno restringido.
Al concluir las casi dos horas de «El caso Goldman», se impone el regusto amargo de percibir lo mucho que ha cambiado la sociedad francesa y europea en estas últimas décadas.
Al parecer miembros de la familia Marley han alimentado este monstruo que devora la figura del autor de «Exodus». Es sabido que de las buenas intenciones y de las pequeñas ambiciones dios nunca nos libra. De modo que «Bob Marley: One love», un errático biopic dirigido con poca cabeza y corazón en ruinas por Reinaldo Marcus Green, deviene en un extraño homenaje del que Marley hubiera salido por patas.
Se ha reiterado en diferentes crónicas y reseñas sobre el filme de Sofia Coppola, como si eso fuera una virtud añadida, que frente al retrato masculinizado de Elvis Presley de Baz Luhrmann, centrado en la jaula de oro en la que se convirtió su vida, aprisionado en sus últimos años en Las Vegas, “Priscilla” cultiva un tono más femenino, más sereno, más intimista.
Alexander Payne practica un cine sosegado. Sus películas poco tienen que ver con esas cintas del metaverso y los efectos especiales en las que tanto dinero invierten los ejecutivos de Hollywood.
Aunque todos y cada uno de los recovecos que conforman esta biografía levantada sobre la novela de Gerard Jofra, el hijo mayor de Eugenio, huelan a verdad, David Trueba no puede evitar la sospecha de que su acercamiento al famoso humorista catalán ha sido forjado con el hándicap de excesivos filtros.
Robin Campillo pertenece a una generación de cineastas franceses nacida en el campo de juego establecido por la Nouvelle Vague. No lo tuvieron fácil. Cuando llegaron a la adolescencia, el negocio del cine había sufrido la invasión infantiloide de los Spielberg-Lucas; los efectos especiales reinaban por encima de un buen guión y el (ocio del) mundo se había cansado de los experimentos formales, del cine-ensayo y de la modernidad.
El cornezuelo, un hongo que frecuenta las espigas del centeno y que desde hace siglos se utiliza(ba) como método abortivo, da título al segundo largometraje de Jaione Camborda con el que esta guipuzcoana afincada en Galicia ganó la última Concha de Oro del Zinemaldia. Se advierte que tal galardón no garantiza apenas nada.