Aunque este “Pinocho” se reclama como perteneciente a Guillermo del Toro, y por más que sean evidentes que en él crecen los estilemas del director de “El laberinto del fauno”, el maravilloso filme inspirado en el personaje de Carlo Collodi se sabe, como toda buena obra de animación, fruto de un gran esfuerzo colectivo.

Más de mil episodios le preceden, compilados en un centenar largo de volúmenes manga que empezaron a editarse en 1997. Sus ventas son multimillonarias y su autor, Eiichirō Oda, luce el récord de haber vendido más de 500 millones de copias de su criatura sin determinar el incontable “merchandising” y sus múltiples manifestaciones.

Aunque los cimientos sobre los que se construye “El rey ciervo” provengan de la obra de Nahoko Uehashi, reconocida narradora de literatura fantástica y autora entre otros relatos de “Moribito”; la sombra de “La princesa Mononoke” sobrevuela y vigila de manera omnipresente todos y cada uno de los intersticios de esta versión en anime de “El rey ciervo”.

Hace veinte años se estrenó “Millennium Actress”; hace diez, murió su creador. La película es una pieza de orfebrería, una de las más románticas y bellas historias jamás concebida. El cineasta, Satoshi Kon, mangaka, guionista y fascinante fabulador, merece un lugar entre los más grandes; al lado de Ingman Bergman y próximo a Dario Argento, junto a Chris Marker y a la altura de John Ford.

El mayor enemigo de Pixar es el propio Pixar. El baremo por el que se medirá a “Onward” hay que buscarlo en precedentes como “Up” y “Buscando a Nemo”. Y ese luchar contra sí mismo, lastra la capacidad de sorprender de la compañía, pese a que (casi) siempre garantice una calidad media más que notable.

En el comienzo fue “Toy Story”. Y “Toy Story” surgió como la pieza angular sobre la que nació y creció el fenómeno Pixar. Desde ese mismo momento, 19 de noviembre de 1995, los Pixar Animation Studios se han revelado como la marca de referencia del mundo de la animación. Pixar salvó a Disney. De hecho, Disney es (de) Pixar. De derecho, lo que fue Walt Disney para las décadas de los 40 a los 70, lo está siendo John Lasseter, desde hace ya 25 años, para el mundo del siglo XXI.