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Hay una notable diferencia a la hora de enfrentarse al cine de vampiros en función de la complicidad que por el género sientan quienes se adentran en ese campo minado. A un lado están los directores afines al mundo de «los no muertos»; del otro, se trata de incursiones singulares que cineastas con marcada personalidad deciden realizar en un momento dado.

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Chile, como Portugal, se ubica en un territorio rectangular más largo que ancho visto según las cartografías canónicas. De cualquier modo, recorrerlos de norte a sur cuesta mucho más que atravesarlos del este al oeste. Oscurecidos por la ruidosa sombra de sus vecinos colindantes, se diría que sufren la condena de estar subordinados a Argentina y España respectivamente.

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“El castigo” surge del entendimiento entre dos personalidades muy distintas. Una, Coral Cruz, viene de aquí al lado. Nacida en Santoña 1973, licenciada en Periodismo por la Universidad del País Vasco; el rastro profesional de Coral Cruz, su manera de “hacer”, tanto como script o como guionista, es perceptible en títulos que van de “Morir” de Fernando Franco, a “Los días que vendrán” de Marqués-Marcet. En “El castigo”, Cruz firma un guión intimista y seco, riguroso y sin concesiones que gira en torno a la frustración ofuscada de una madre insatisfecha.

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El cine de Diego Lerman (“La mirada invisible”(2011) y “Una especie de familia” (2017), no se conforma con adecuarse a las directrices del cine comercial. Siempre hay en él, un toque de compromiso con lo que le circunda; ese “algo más” que imprime a sus historias un evidente contenido de beligerancia y crítica, de descripción y contestación.

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La magnética autenticidad, aparentemente desprovista de oficio, que Pedro Fasanaro aplica en el dibujo de su personaje en “Desierto particular”, atraviesa a la película de Aly Muritiba con la eléctrica sensación de lo cierto. No era fácil. En “Todo sobre mi madre” por ejemplo, Pedro Almodóvar tejía una fascinante red de atracción en torno al personaje “del padre” de Esteban, el joven adolescente al que Eloy Azorín daba vida durante el primer acto de la que sigue siendo uno de los mejores filmes del director manchego.

Para abrir el apetito y estimular la presencia del público, las gacetillas periodísticas y los reclamos publicitarios han hablado de muchos referentes a la hora de presentar el estreno de “El robo del siglo”. Basada en un hecho real, un sofisticado atraco a un banco argentino en 2006, su argumento recuerda a multitud de películas.

Si no se ha visto “El olvido que seremos”, podría creerse que no hay director capaz de conseguir que Javier Cámara haga mal su trabajo. Almodóvar casi lo logra, pero ni siquiera el autorde “Dolor y gloria” pudo con el talento, el carisma y la profesionalidad del excelente actor. Quien sí lo ha conseguido es Fernando Trueba, un profesional que no duda en afirmar que “el 90% del cine actual es de una estupidez inconcebible”.