Hay algo fantasmático en esta edición del SSIFF que tiene mucho de gesto de resistencia y bastante de acto testimonial. En los alrededores de las principales sedes del festival sobrevuela ese estigma de melancolía que supura el desconcierto que nos circunda. Acontece como en los exteriores de “Rifkin´s Festival”, que se hace perceptible que los figurantes son escasos y el t(i)empo regular.