Resulta arduo atender a (y entender) las decisiones de Francis Ford Coppola en «Megalópolis» sin olvidar que se trata del autor de algunas de las películas más influyentes y decisivas del último tercio del siglo XX.
Las páginas de la Biblia, sus esotéricos relatos, siempre preñados de doble sentido, siempre minados con aleccionadora intención, alimentan buena parte de los guiones cinematográficos que en Hollywood, y no solamente allí, se filman cada día.
Dos horas y media se toma Bertrand Bonello (Niza,1968) para recorrer un texto narrativo que comprime ese período cronológico que va del París inundado de 1910, al futuro sin espacio de 2044; un «no lugar» de croma y vacío dominado por la Inteligencia Artificial y en el que la vida humana se desvanece.
Yorgos Lanthimos (Atenas, 1973) sorprendió a medio mundo con «Canino» (2009). Se había forjado en su Grecia natal, pero conocía bien el cine europeo y la escena teatral alemana. Todavía no había amanecido como cineasta, ni cabía sospechar que sería uno de los referentes del siglo XXI, cuando era evidente que militaba en el terreno surrealista cultivado por Luis Buñuel hace un siglo.
Sam Esmail (New Jersey, 1977) alcanzó un bien ganado prestigio por su serie «Mr. Robot». Cuatro temporadas con el magnético personaje protagonizado por Rami Malek, hicieron de la serie una cita ineludible para muchos espectadores y de Sam Esmail un director de culto.
Cuatro largometrajes en veinte años dan noticia de que Pablo Berger (Bilbao, 1963) se lo toma muy en serio y con bastante calma. Han pasado veinte años de «Torremolinos 73» (2003), su primer largo, y once de «Blancanieves» (2012), su obra más premiada.
Thomas Cailley, «Les combattans» (2014), pone en mano de Romain Duris y Paul Kircher una historia que se intuye de dónde parte pero de la que nunca se termina por saber a dónde quiere ir. Ejemplo de lo primero, ese ser y saber, lo da el personaje más joven, un Kircher que aporta una interpretación orgánica de enorme fisicidad hasta hacer creíbles sus permutaciones.
En la próxima primavera David Cronemberg cumplirá 80 años. El marciano de Toronto entrará en su novena década sin ceder, ni cambiar, un milímetro. “Crímenes del futuro”, como buena parte de su obra anterior, provoca reacciones de estupor, incomodidad, rechazo, asco, perturbación…y una enigmática atracción. Siempre ha sido así por más que luego sus películas no pierden su magnetismo sino que crecen como semillas germinales que alimentan incontables sueños y pesadillas de otros.