“Nakuko wa ineega” como el “Madadayo” (1993) de Akira Kurosawa, más que un título o además de designar una película, es un grito, un juego, una clave tras la que se encierra una idea conceptual que, en ambos casos, irradia sentido al relato que nos aguarda en su interior. La traducción más o menos literal sería “¿Hay algún llorica aquí?” y se utiliza en Oga, una localidad japonesa situada al noroeste de las islas niponas.

En otro tiempo tanto “In the dusk” del veterano y venerado cineasta lituano Sarünas Bartas, como el filme cien por cien estadounidense aunque dirigido por el cineasta español Antonio Méndez Esparza, “Courtromm 3H”, hubieran sido destacados como trabajos descollantes; visto cómo se está comportando la 68 edición del SSIFF ambos no lo tendrán fácil para brillar en el palmarés de los mejores trabajos de este año sin que eso signifique que carezcan de méritos.