Nuestra puntuación
El misterio de la (r)evolución
Título Original: LUCY Dirección y guión: Steven Knight Intérpretes: Tom Hardy, Olivia Colman, Ruth Wilson, Andrew Scott, Ben Daniels Nacionalidad: Reino Unido. 2013 Duración: 85 minutos ESTRENO: Agosto 2014
Luc Besson irrumpió en el panorama cinematográfico hace tres décadas con un relato post-apocalíptico de bajo presupuesto y alta originalidad: Kamikaze 1999 (1982). Tenía 23 años y una notable insolencia generacional que pretendía pasar por encima de la nouvelle vague. Eran otros tiempos y en su caso, pronto se descubriría que su intención, como sugería el título de su primera película, iba a ser la de convertirse en un francotirador ajeno a las jerarquías y familias del cine francés. Desde entonces, la ciencia ficción ha sido un territorio al que, de vez en cuando, ha acudido. Desde entonces, con obsesiva frecuencia, sus historias han rendido culto a una heroína más o menos heterodoxa; de Nikita a Juana de Arco, su cine ha propiciado un desfile de actrices de poderosas presencias. Algo de todo ello y todo de sí mismo se dan cita en este filme que aparenta originalidad pero que, en su crepúsculo, solo rezuma anacronía. La idea central de Lucy, el salto evolutivo, ya había dado lugar a películas inmensas como 2001. Una odisea espacial y Ghost in the shell. Como sospechará el aficionado a la antropología, el título de la película que escribe, dirige y produce Besson hace un guiño al esqueleto fosilizado del primer homínido al que, por sus más de tres millones de años, se le saludó como la abuela de la humanidad. Estamos ante un referente científico que, como otras ideas de las que Besson bebe con el rigor de un adolescente rastreando wikipedia en la víspera de un examen, se encuentra bajo sospecha. Pero eso le da igual. Con sobredosis de acción y con exceso de verborrea pseudocientífica, Besson malogra un buen arranque y desaprovecha la entrega de Scarlett Johanson. Acumula referencias, mucho anime, de Oshii a Otomo, y toca demasiados palos… pero su música suena vieja y hueca, no hay alma, está vacía.