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El azar, el deseo y la locuraTítulo Original: 3 COEURA Dirección: Benoît Jacquot. Guión: Julien Boivent y Benoît Jacquot Intérpretes: Benoît Poelvoorde, Charlotte Gainsbourg, Chiara Mastroianni, Catherine Deneuve, André Marcon y Patrick Mille País: Feancia, Alemania y Bélgica. 2015 Duración: 106 minutos ESTRENO: Noviembre 2015
En Francia, Benoit Jacquot goza de alto crédito y buena reputación. Sus comienzos al lado de Marguerite Duras, su estilo contenido, desnudo de artificio e influido sin disimulo por Robert Bresson en sus primeros años, contribuyeron a alimentar una buena imagen. Ha pasado mucho tiempo desde entonces y en todos esos años, el director parisino que ha cumplido 68, ha construido una sólida y coherente cinematografía. Buena parte de ella, mal conocida entre nosotros aunque, ciertamente, en los últimos años –Villa Amalia (2009) y Adiós a la reina (2012)-, la cosa parece haber cambiado.
Trabajador prolífico; ópera, televisión y cine, su trayectoria evoca el hacer de Allen. Dicho de otro modo, no estamos ante un cineasta que se enfrenta a cada película como si fuera un monumento excepcional, sino ante un profesional que cuenta relatos como si cada nueva película no fuera una obra total sino un capítulo más de una trayectoria.
3 Corazones, en ese discurrir, se alza como un testimonio válido tanto para quienes estén familiarizados con su cine como para quienes lo desconozcan por completo. Aquí, con aromas del cine romántico clásico, con guiños a Tu y yo y a Breve encuentro, Jacquot convierte a su protagonista masculino, un inspector de Hacienda, en una víctima del deseo y del azar. Un triángulo al rojo vivo por el que un hombre discreto, un funcionario de vida monótona y ordenada, por culpa del azar cae en una encrucijada fatal. Dos mujeres le aman, una representa la pasión, la pulsión devoradora que sueña con huir, la otra, ofrece estabilidad, seguridad y familia. Todo en el contexto de una Francia actual que Jacquot perfila con el testigo recibido de cineastas como Chabrol. Así, un romance atribulado se tiñe con sombras oscuras y tensión, se mezcla también con denuncias sobre la corrupción política y con la tragicomedia de la fragilidad de la existencia. Tan desconcertante como su reparto, actores muy conocidos pero de escuelas muy distintas, Jacquot permanece fiel a su estilo y filma una desconcertante historia llena de incómodas pero sugerentes aristas.
Trabajador prolífico; ópera, televisión y cine, su trayectoria evoca el hacer de Allen. Dicho de otro modo, no estamos ante un cineasta que se enfrenta a cada película como si fuera un monumento excepcional, sino ante un profesional que cuenta relatos como si cada nueva película no fuera una obra total sino un capítulo más de una trayectoria.
3 Corazones, en ese discurrir, se alza como un testimonio válido tanto para quienes estén familiarizados con su cine como para quienes lo desconozcan por completo. Aquí, con aromas del cine romántico clásico, con guiños a Tu y yo y a Breve encuentro, Jacquot convierte a su protagonista masculino, un inspector de Hacienda, en una víctima del deseo y del azar. Un triángulo al rojo vivo por el que un hombre discreto, un funcionario de vida monótona y ordenada, por culpa del azar cae en una encrucijada fatal. Dos mujeres le aman, una representa la pasión, la pulsión devoradora que sueña con huir, la otra, ofrece estabilidad, seguridad y familia. Todo en el contexto de una Francia actual que Jacquot perfila con el testigo recibido de cineastas como Chabrol. Así, un romance atribulado se tiñe con sombras oscuras y tensión, se mezcla también con denuncias sobre la corrupción política y con la tragicomedia de la fragilidad de la existencia. Tan desconcertante como su reparto, actores muy conocidos pero de escuelas muy distintas, Jacquot permanece fiel a su estilo y filma una desconcertante historia llena de incómodas pero sugerentes aristas.