Cuando aparece el título de la película, ya han transcurrido más de treinta minutos. «Blue Sun Palace», nombre de un salón de masaje donde trabajan Amy y Didi, dos de sus tres personajes centrales y título del filme, se superpone sobre un dramático suceso.
De duración corta, apenas 90 minutos, esta historia se percibe larga, muy larga. Provoca ansiedad, agota, estresa, derrenga. Ver y oír a Souleymane a lo largo de 48 horas, las que preceden a su cita para que sea admitida su petición de exilio en París, deja muy claro el vía crucis que sufren los que llegan a nuestra Europa sin papeles, sin trabajo, sin… nada.
Cuando Coppola realizó «La ley de la calle» (1983) tras los destellos luminosos de «El
Padrino I y II» y «Apocalypse Now», el director norteamericano se asfixiaba en su
tiempo de naufragio. Su «Corazonada» se había estrellado y su experimento con
Wenders, «Hammett», habia acabado en medio de un estrépito de desavenencias y
desacuerdos.
Nely Reguera pasa de lo familiar e íntimo, de lo conocido y personal a adentrarse en la tragedia de los campos de refugiados en Grecia.
La María de Bárbara Lennie, una joven profesional, escritora en ciernes, que dedicaba su vida a cuidar de su padre viudo, no está nada lejos de esta abuela con el rostro de Carmen Machi, doctora jubilada sin nietos, que trata de dar sentido a su existencia ayudando a otros







