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Almodóvar comienza su primer western, que ni es western ni es largo, con el manual de John Ford bajo el brazo. Como relata Steven Spielberg  en “Los Fabelman” al reconstruir la fugaz conversación entre el autor de “Tiburón”, o sea él mismo, y el viejo maestro de “El hombre tranquilo”,  o sea John Ford: en el arte cinematográfico la clave está en saber cómo colocar la cámara en relación con el horizonte. O arriba o abajo pero jamás en medio; esa es la “boutade”.

Sofia Coppola introduce “La seducción” -sobre la que para el público más iniciado gravita el recuerdo de la que cuarenta y seis años antes hizo Don Siegel con Clint Eastwood-, con un movimiento vertical. La cámara apunta hacia las copas altas de unos árboles de querencia gótica. Y en ellas hay algo solemne, catedralicio.

El próximo martes, 24 de mayo de 2016, Jia Zhang-ke cumplirá 46 años. Es, sin duda, la cabeza visible del cine de la llamada sexta generación, la que sucedió al boom del cine chino vivido en los años 80 y que consagró a Zhang Yimou como su máximo referente internacional. Recordemos: Jia Zhang-ke estrenó su primer largo en 1998 y, desde entonces, sus reiteradas disecciones críticas sobre la vertiginosa transformación de China no han cesado de sorprender, a veces, incluso de estremecer.

Julieta, pese a sospechosas defensas encendidas desde la amistad, certifica que el talento de Pedro Almodóvar emite señales de hipotermia. Su arquetípico cine (mal)vive en horas blandas. Se observa una preocupante anemia narrativa en el autor que mejor radiografió la España de la transición. Y eso ocurre justo cuando el milagro de los 80 huele a truco de feria. Ahora que la movida (a)parece helada y que el contrapeso de la ruralidad manchega de unas raíces fosilizadas no (con)mueve nada, Almodóvar no corre como antaño; ahora apenas anda.

En Francia, Benoit Jacquot goza de alto crédito y buena reputación. Sus comienzos al lado de Marguerite Duras, su estilo contenido, desnudo de artificio e influido sin disimulo por Robert Bresson en sus primeros años, contribuyeron a alimentar una buena imagen. Ha pasado mucho tiempo desde entonces y en todos esos años, el director parisino que ha cumplido 68, ha construido una sólida y coherente cinematografía.