Título Original: ARMY OF THE DEAD Dirección: Zack Snyder Guion: Zack Snyder, Shay Hatten y Joby Harold Intérpretes: Dave Bautista, Ella Purnell, Ana de la Reguera, Theo Rossi, Huma Qureshi y Omari Hardwick País: EE.UU. 2021  Duración: 148 minutos

Todo es posible en Las Vegas

Ante este “ejército” lo primero que se impone es proclamar que hay demasiada intensidad para tan poca originalidad. Argumentalmente la idea madre de Zack Snyder, esa con la que se empezó a escribir el guion y cuyo leit motiv se disfraza de “misión imposible”, se parece mucho a “Península”. Para quienes no la relacionen, diremos que se trata de la tercera entrega del hacer de Yeon Sang-ho que conforma, junto a “Train to Busan” y “Seoul Station”, una curiosa trilogía tan desestructurada formalmente como convergente en su trama argumental.
Por lo demás, tanto en el filme de Snyder como en la película de Sang-ho, lo que arma el texto resulta semejante. En concreto, en la obra del autor de “La Liga de la Justicia”, un equipo de rescate debe adentrarse en la ciudad de Las Vegas para hacerse, eso creen, con una gran suma de dinero en una carrera contra reloj, porque se ha decidido volar la ciudad como medio de evitar el contagio si sus muertos vivientes logran escapar del cerco. Tanto “Península” como “Ejército de los muertos” cruzan el thriller con el terror; la aventura con el drama. En todo caso Snyder se decanta hacia la comedia y el humor; Sang-ho, pesimista, se abrazaba al melodrama. 
Al margen de esos rasgos diferenciadores, se impone la certeza de que ninguna de esas películas existirían de no haber nacido un cineasta de carrera corta y recuerdo imperecedero llamado George Romero. El autor de “La noche de los muertos vivientes” no fue prolífico, pero su aureola fue espectacular. Probablemente son los zombies junto a Alien, las dos grandes aportaciones al fantástico terrorífico del cine de la segunda mitad del siglo XX. Romero no inventó al zombie, lo convirtió en plaga. El peligro no emana de un sujeto monstruoso, sino de un enjambre de “Lázaros” revenidos.
Con un arranque anfetamínico en el que se recrea la destrucción de la ciudad del juego, Las Vegas, despliega Snyder lo que tiene mucho de reencuentro con su debut. Ahora se cumplen 17 años de su primer largometraje, “El amanecer de los muertos”, un filme que hizo creer que había zombies más allá de los ideados por George Romero. Luego Snyder, en su segunda película, acudió al mundo de los clásicos, un peplum superlativo de héroes espartanos, “300”. El resto, ya es muy conocido. De “The Watchmen” a “El hombre de acero” para alcanzar el cénit con “La liga de la Justicia”, además de producir bombazos como “Wonder Woman” y “Aquaman”. 
Como sus personajes, Snyder se ha convertido en un “ser” hiperbólico que presenta esta película al mismo tiempo que anuncia una precuela y a la vez que impulsa una variante del tema en dibujos animados. Ese gigantismo de feria, ese más difícil todavía, proyecta en “Ejército de los muertos” una mezcla de vértigo y chasco, de agitación y desfallecimiento. Irregular, excesiva, ambiciosa, en “El ejército de los muertos”, el thriller y la acción imponen una servidumbre al (d)efecto del videojuego. Si hasta el fútbol se plantea cambiar, porque el déficit de atención del nuevo público crece a cada momento, que Snyder pague peaje a la cultura “gamer” no es un síntoma sino una declaración y el reconocimiento del declive del cine americano. 
Pero Snyder no se conforma con asumir que su cine se vea mayoritariamente en una pantalla doméstica por imperativo de Netflix. De hecho, el director intenta avanzar en el universo zombie. A la cuestión de ¿pueden concebir los muertos vivientes? Snyder responde con un feto que Zeus, nombre alegórico del líder zombie, arranca del vientre de su compañera. Y ese feto deviene en clave y desvela la aportación de Snyder. Un Snyder que, sabedor de que repite la historia, vive la farsa con fervorosa devoción.
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