El 24 de julio de 1982 me enfrenté a mi peor entrevista. Faltaban cuatro horas para el concierto de Nina Simone en Pamplona. Ella era un mito y yo acaba de cumplir mi primer trimestre como profesional del periodismo.
El polvorín del que se nutre Júlia De Paz Solvas, y de donde saca su gramática y sus recursos, proviene del legado de los Dardenne. Se trata de un excelente referente del cine actual.
Tras la última conversación en la terraza de un cine entre el personaje que interpreta Kim Min-hee, actriz protagonista y compañera sentimental del director, Hong Sang-soo, y un antiguo novio en la ficción; se impone cuestionarse por el significado del título: “La mujer que escapó”.
En los prolegómenos, cuando Cate Shortland, la directora austro-alemana de “Viuda negra” refleja la plácida existencia de la familia de espías más disfuncional del cine actual, vemos a las “hermanas”, Yelena Belova y Natasha Romanoff, contorsionarse en un juego infantil de resistencia y equilibrio.
El destino del tren hacia el que viaja esta nueva comedia de Santiago Segura se mueve por los caprichos de la subvención. Es decir, Asturias es puro pretexto fruto del delirio de ese empeño autonómico por acoger rodajes de cine, como si el cine fuera una suerte de Mister Marshall del siglo XXI.
A Kiyoshi Kurosawa le sucede como a Werner Herzog quien cuando hace ficción convierte el rodaje en una epopeya documental y cuando se adentra en la no ficción, la sensación de irrealidad impone una sospecha que obliga a cuestionarlo todo.
Para regatear al asombro y/o el desconcierto que puede ocasionar la visión de “Miss Marx”, resulta reparador volver a repasar o simplemente ver si no se vio en su momento, “Nico 1988” (2017), tercer largometraje de Susanna Nicchiarelli.
Para abrir el apetito y estimular la presencia del público, las gacetillas periodísticas y los reclamos publicitarios han hablado de muchos referentes a la hora de presentar el estreno de “El robo del siglo”. Basada en un hecho real, un sofisticado atraco a un banco argentino en 2006, su argumento recuerda a multitud de películas.
Queda bien y no es inoportuno citar a Phillipe Garrel e incluso a Éric Rohmer a la hora de ubicar en algún lado lo que Emmanuel Mouret sugiere en este filme inequívocamente francés titulado “Las cosas que decimos, las cosas que hacemos”.
Cuatro historias y un “leitmotiv” articulan este filme de filmes que ganó el Oso de Oro a la mejor película de la Berlinale 2020. Se trata de cuatro relatos atravesados por la mancha que salpica a los sayones, o sea el sentimiento de culpa que muerde a los encargados de ejecutar a los reos de la ley sabedores de que la ley no coincide con lo que cabría esperar de la justicia.