En “Los lunes al sol” (2002), Fernando León de Aranoa ponía en boca de Santa (Javier Bardem) una cáustica lectura sobre los cuentos de hadas. Era, la suya, una mirada aparentemente procaz y crítica -en general recibida con sonrisas de complicidad por un público afín- sobre el maniqueísmo simplista de cierta manera de entender los relatos tradicionales.
El arranque de “Uno de nosotros” engaña. No pasa mucho tiempo para que lo que aparenta ser un apacible melodrama rural de vaqueros contemporáneos y familias bien avenidas dé paso al escalofrío.
La cultura anglosajona posee una cualidad impagable. Sus súbditos nunca pierden aunque, en realidad, casi nunca ganan. Por ejemplo, llevamos más de cuatro siglos bajo el estigma del gran fracaso de la Armada Invencible cuando el resultado de aquella guerra fue la victoria de la corona española.