La no-ley de la guerra sucia
foto-lifeTítulo Original: LIFE Dirección: Anton Corbijn    Guión: Luke Davies    Intérpretes: Robert Pattinson, Joel Edgerton, Ben Kingsley y Dane DeHaan  País: Reino Unido.  2015  Duración: 111 minutos ESTRENO: Noviembre 2015
A James Dean le bastó un año para levantar una leyenda del Hollywood de todos los tiempos. A lo largo de 1955, Dean atravesó tres largos como una estrella fugaz. Al Este del Edén, de Kazan; Rebelde sin causa de Ray y Gigante de George Stevens. Venía de hacer unos cuantos anuncios y de asomarse tímidamente en películas oscuras de Curtiz, Sirk y Fuller. Era un granjero de Indiana, de vida familiar rota por la muerte de su madre y dispuesto a escapar del arado a través de los escenarios teatrales y cinematográficos. En ese año decisivo, un fotógrafo free-lance, Dennis Stock, un talento emergente como él, se le acercó atraído por su carisma y por la posibilidad de hacer algo más personal y venderlo a Life. El resultado forma parte de la iconografía de los años 50 y contiene algunas de las fotografías de Dean más recordadas y reproducidas.
Con ese pretexto mínimo, Anton Corbjin, fotógrafo antes que cineasta, autor de la sólida Control (2006), recrea con rigor ese puñado de días en los que el mito y su fotógrafo compartieron sus vidas.
No es la primera vez que el cine se sirve del cine y no será la última. Como siempre acontece, pese al pormenorizado hacer de una dirección artística con sueños de Oscar, la parte débil de la cadena, el eslabón que rompe su solide, reside en la figura principal. Corbjin podía dar el papel de Dean a un actor que no se le pareciese excesivamente pero que tuviera carisma, o buscar un rostro parecido. Se decanta por la segunda. DeHaan, cuyo apellido suena a Dean, un actor cuyo pasado más ilustre es su encarnación en El duende verde en The amazing Spiderman 2, podía haber sido aceptable de no ser por su empecinamiento en parecer quien no es. Basta con cruzar las imágenes reales de Dean con las imitadas por DeHaan, para entender donde y por qué se agota esta película. Tampoco ayuda el hieratismo que adopta el personaje ni el tono de claroscuros susurrantes que Corbjin escoge para esbozar la biografía. Resulta sintomático de esa apatía narrativa el hecho de que Pier Angeli, la eterna novia de Dean que se suicidó con su nombre en los labios, aparezca reducida al papel de sombra irrelevante.
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