Náufragos en los sanfermines
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Título Original: BLUE LIPS Dirección: Daniela De Carlo, Julieta Lima, Gustavo Lipsztein, Antonello Novellino, Nacho Ruipérez, Nobu Shima  Guión:   Daniel Mediavilla, Amaya Muruzabal Intérpretes: Dudu Azevedo, Malena Sánchez, Simone Castano, Avi Rothman y Mariana Cordero País: España. 2014 Duración: 85 minutos ESTRENO: noviembre 2014
En el último tercio de esta película de muchos personajes y enredos confusos, en la fase de la reconciliación y el encuentro, una de las protagonistas desvela el significado del título. Esos labios azules a los que remite, lo son por el tinte del vino. Un vino, en este filme dirigido por doce manos, entendido como vehículo de liberación, como elixir dionisíaco capaz de ahogar penas y mudar ánimos. Pero, aunque el afán del guión firmado por Daniel Mediavilla y Amaya Muruzabal, no sea otro que el de propiciar el encuentro y facilitar la armonía, la nota dominante de esta historia, rodada con el telón de fondo de los sanfermines, exuda una melancolía extrema. Un duelo coral en el que participan personajes venidos de medio mundo para sufrir en los sanfermines una suerte de transformación emocional. Seis directores responden de un resultado en el que la batuta de mando recae en las productoras, la pareja Candela Figueira y Maitena Muruzabal. Directoras de Nevando voy, un esforzado y ejemplar relato sobre los sentimientos y los vacíos en el contexto del mundo laboral, ellas son las verdaderas comadronas de su nacimiento.
Blue Lips nace como resultado de un esforzado engarce internacional. Su argumento refleja en buena medida la composición de los integrantes del equipo, y su ubicación en Pamplona se debe a que fue esa la ciudad en la que se puso en marcha una idea osada, heterodoxa y compleja. Una especie de cadáver exquisito pre-programado que se complace en jugar con el azar y el caos, con el amor y el (des)afecto. Estas historias cruzadas en la algarabía de San Fermín muestran un puñado de sugerentes ideas al mismo tiempo que se ahoga en un conjunto de desvaríos, culpables de enterrar la potencia argumental que se percibe en su interior. Lo peor de Blue Lips es que malogra su feroz energía y su capacidad para penetrar en lo emocional a fuerza de desgana, por culpa de no coser bien las situaciones y por abusar de los tópicos hasta acabar quemándose en y por ellos.
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