Dos tontos y una boda
LESDOYUNAÑOTítulo Original: I GIVE IT A YEAR Dirección y guión: Dan Mazer Fotografía: Ben Davis Montaje: Tony Cranstoun Intérpretes: Rose Byrne, Rafe Spall, Anna Faris, Simon Baker, Minnie Driver, Stephen Merchant y Jason Flemyng País: Reino Unido. 2013. Duración: 97 minutos ESTRENO: Septiembre 2014
La primera frase que se escucha es la que da título a la película. Los habituales a las bodas, seguramente saben a qué se refiere sin necesidad de ver la película. Alude, claro está, a la escasa garantía que los novios transmiten sobre su capacidad para la convivencia. Con esa pregunta tan trascendental, ¿durarán?, que viene precedida por un sacerdote tembloroso a la vista de unos novios abrazados a la estulticia, arranca una comedia deudora de algunos de los modelos imperantes en el Hollywood de los últimos treinta años.
El reto, escrito y dirigido por Dan Mazer -una remarcada autoría no garantiza la calidad-, se pierde en un exceso incómodo al que nada aportan unos actores carentes de carisma y ritmo. Lejos, muy lejos del delirio del universo de Borat, origen en el que se cimentó la biografía de este director británico, sus modelos de referencia insisten en bucear en ese subgénero de comedias románticas en torno a bodas y divorcios, repletas de equívocos y escatología.
Durante hora y media Dan Mazer juega con la audiencia subido a esa incógnita: aguantarán juntos o terminarán como la maldición que se les ha echado en el principio. Durante hora y media ambos cónyuges aportan interesantes argumentos para profesar la soltería más casta en una sucesión de personajes odiosos, como el amigo del novio; o simplemente inapreciables, como los suegros, cuñados y demás. En todo ese tiempo, Mazer apenas consigue dos secuencias de cierta hilaridad, a base de sal gruesa y mucha obviedad genital; es decir los Farrelly en clave cruda. Tanta torpeza revalida el mérito de algunas comedias que, en su día, parecieron malas y que hoy, comparadas con esto, pudieran parecer historias de fina ironía. Malos tiempos para las películas de bodas, son tan zafias como esas despedidas de soltero que siembran de mal gusto y ridículo los fines de semana.
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