El último plano contiene dos imágenes. Con sutil maestría y solemnidad, James Gray se inventa un díptico que entrelaza el enigma del espejo con la naturaleza de la ventana. Es su manera de sublimar y culminar este filme operístico, pura tragedia fatal, sobre el sueño americano.

La irrupción de una directora como Isabel Coixet en el cine de terror, sorprende a medias. Antes que ella, Amenábar y Bayona, además de Balageró y Plaza, directores españoles cercanos a su generación, obtuvieron alta rentabilidad de un género habitualmente despreciado por la oficialidad académica, tanto crítica como política.