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Asesino sin curiosidad
Título Original: THE BAG MAN Dirección: David Grovic Guión: David Grovic y Paul Conway a partir del guion de James Russo Intérpretes: John Cusack, Rebecca Da Costa, Robert De Niro, Dominic Purcell, Crispin Glover, Martin Klebba y Sticky Fingaz Nacionalidad: USA. 2014 Duración: 108 minutos ESTRENO: Julio 2014
La historia que esconde El hombre de la bolsa, aquí traducida como El encargo, la firma James Russo, un actor y escritor neoyorquino que lleva tres décadas dedicado, en su mayor parte, a las sombras del género noir y la mafia; al cine de gángsters y la violencia. Acaba de cumplir 61 años, y a juzgar por lo que de su relato original han dejado el director David Grovic y el coguionista Paul Conway, parece claro que sus principales referentes utilizan unas coordenadas que en la X, miran a David Lynch y en la Y, o sea cuando acude al exceso, emulan a Tarantino y familia.
Complicado jardín que además se encharca con las (im)posibles químicas de John Cusack, Robert De Niro y Rebecca Da Costa. Ella es la única que se esfuerza en componer un personaje. A su lado, De Niro y Cusack repiten lo que ya han hecho en otras películas. El primero aparece convertido en un manipulador sin escrúpulos, un mafioso cruel y sádico que hace un encargo que exige a quien lo recibe una fidelidad perruna. Cusack pone en juego su fragilidad aparente con un personaje ¿resolutivo?, un ejecutor, asesino a sueldo, que debe entregar una bolsa cerrada, a cambio de mucho dinero.
El pretexto es simple. El paisaje, un motel que algo sabe y mucho toma de Psicosis. El paisanaje, una galería de clientes salida de Mullholland Drive y Abierto hasta el amanecer. Es decir, mucho guiño, más homenaje, todo saqueo y pocas ideas propias. Pero las que hay, son estremecedoras. Con ellas, Grovic, debutante como director, se muestra como un ingenioso conformador de escenas grotescas. Hay violencia y crueldad, sarcasmo y caricatura. La trama entretiene, aunque todo permanece en un espacio sin garra. Grovic dibuja una espiral que antes que él, otros han trazado con más sentido, más perversión, más insolencia y más gracia. Es un buen catálogo de referencias, solo eso, pura carne de evasión para una tarde sin pretensiones de perdurar en la memoria.
Complicado jardín que además se encharca con las (im)posibles químicas de John Cusack, Robert De Niro y Rebecca Da Costa. Ella es la única que se esfuerza en componer un personaje. A su lado, De Niro y Cusack repiten lo que ya han hecho en otras películas. El primero aparece convertido en un manipulador sin escrúpulos, un mafioso cruel y sádico que hace un encargo que exige a quien lo recibe una fidelidad perruna. Cusack pone en juego su fragilidad aparente con un personaje ¿resolutivo?, un ejecutor, asesino a sueldo, que debe entregar una bolsa cerrada, a cambio de mucho dinero.
El pretexto es simple. El paisaje, un motel que algo sabe y mucho toma de Psicosis. El paisanaje, una galería de clientes salida de Mullholland Drive y Abierto hasta el amanecer. Es decir, mucho guiño, más homenaje, todo saqueo y pocas ideas propias. Pero las que hay, son estremecedoras. Con ellas, Grovic, debutante como director, se muestra como un ingenioso conformador de escenas grotescas. Hay violencia y crueldad, sarcasmo y caricatura. La trama entretiene, aunque todo permanece en un espacio sin garra. Grovic dibuja una espiral que antes que él, otros han trazado con más sentido, más perversión, más insolencia y más gracia. Es un buen catálogo de referencias, solo eso, pura carne de evasión para una tarde sin pretensiones de perdurar en la memoria.