Título Original: BOB TREVINO LIKES IT Dirección y guion: Tracie Laymon Intérpretes: Barbie Ferreira, John Leguizamo, Lauren Spencer, Rachel Bay Jones y French Stewart País: EE.UU. 2024 Duración: 102 minutos
Exprimidor emocional
Sin Barbie Ferreira ni John Leguizamo, probablemente «Un «like» de Bob Trevino» podría haberse perdido en las tardes lacrimógenas de tantos filmes de sobremesa dominical. Nos referimos a esos títulos olvidables y olvidados que abundan en historias levantadas para echar la siesta con la apacible sensación de que nada nos perderemos porque en realidad nada relatan que merezca la pena ser recordado.
Pero aquí están Barbie Ferreira y John Leguizamo para imprimir nobleza, empatía y hasta verosimilitud a un argumento que Tracie Laymon desperdicia por su querencia por la hipérbole y por su abuso de la «teatralización». Frente a esos escollos, los dos actores dan consistencia a una pareja imposible formada por Lily, una veinteañera con tanto sobrepeso como anemia familiar; y Bob, un cincuentón misántropo y huidizo, con heridas ocultas sin sanar, pero de buen corazón.
Lo indiscutible es que entre Barbie Ferreira y John Leguizamo surgen complicidades con sabor a autenticidad por más que la historia, inspirada más o menos lejanamente en la propia biografía de Tracie Laymon, se vea distorsionada por querer cautivar al espectador a toda costa.
Sin quebrar el principio de evitar descubrir el intríngulis del relato, bastaría acudir a la última secuencia para ilustrar los peores defectos de Laymon. En ese desenlace de alta densidad dramática, de sobrecarga de tensión emocional, Laymon quiebra la lógica causa-efecto, para retardar la manifestación de los verdaderos sentimientos.
Sin embargo, y por eso mismo, «Un «like» de Bob Trevino» atrapa(rá) a la mayor parte del público contagiado por la calidad interpretativa de sus actores, por la cartografía emocional de su historia y por muchos y pequeños detalles que mantienen a flote la titubeante mirada de Tracie Laymon por más que ella se enrede con lo fácil.
Lo mejor de «Un «like» de Bob Trevino» aparece en los pequeños detalles, en los recovecos de sus personajes y en esa radiografía de unos náufragos de corazón roto y futuro incierto. Laymon muestra la soledad contemporánea, el cementerio afectivo del sueño americano. Lo hace con el peso del cine melodramático emanado de la escuela Spielberg y del denominado cine indie de Sundance. Cine de pianos tiernos, de contraplanos de ojos llorosos y de comportamientos melosos.
Ese lo evidente, para el público, descansa en que Laymon surca los abismos del melodrama en el que cineastas como Chaplin y Capra hicieron historia inmortal. Ellos y gentes como ellos generaron esos modelos clásicos a los que este filme saquea; de ahí emanan estos reflejos que tiemblan desde una ingenuidad que se resume en las palabras de la propia Laymon: «No solo estaba haciendo un casting de actores, era un casting de corazones».
Tanto buen corazón puede provocar un infarto en espectadores refractarios al masaje y a la manipulación. Por el contrario, quienes, como al decir de la debutante directora, crean en que es posible restaurar la fe en la humanidad, hallarán aquí un inmenso motivo para esperar que un día nos llegue un «like» que nos cambiará la vida. Amén si eso llega alguna vez a la América de Trump, de Musk, de Gates…, la de los deseos de grandeza.
