
ALABAMA MONROE
Como melodrama resulta excesivo, hiperbólico, descomunal. Cuando se inclina hacia el romance se disfraza de anuncio de perfumes. Cuando se abisma hacia la tragedia, amenaza obscenamente con vulnerar hasta los espacios más íntimos. Amanece como una comedia romántica de belgas que sueñan con ser cowboys y se desvanece como una radiografía de Bergman, con un desgarro de existencialismo y gritos desesperados.