Cabe preguntarse si en los tiempos actuales hay alguien a quien le importe el Oscar y sus premiados salvo que se sea, claro es, uno de los que están en la pomada. En el año III de la Pandemia, año I de la guerra de Ucrania, tras dos ediciones paniaguadas, la Academia de Hollywood trató de recuperar su glamour pero tropezó dos miserias.
![](https://ghostintheblog.com/wp-content/uploads/foto-elhombre.jpeg)
En su idioma original, “cave” significa bodega, sótano, pero también cueva y quizá sea esa la acepción que mejor define lo que aquí acontece, porque en su trasfondo se respira ese retorno a las cavernas que hoy nos define. Con insensato arrojo, Philippe Le Guay se adentra en territorio hostil, en campo minado con un argumentario del que sabe no saldrá bien librado.
![](https://ghostintheblog.com/wp-content/uploads/foto-laultima.jpeg)
En una edición en la que se presentaban películas como “Un héroe”, de Farhadi; “La peor persona del mundo”, de Joachim Trier, “El contador de cartas”, de Schrader; y “El acontecimiento”, de Audrey Diwan; el jurado de la Seminci decidió que ésta era la mejor película dejando estupefacta a buena parte de quienes estábamos allí.
![](https://ghostintheblog.com/wp-content/uploads/foto-nora.png)
Escrita y dirigida por Leonie Krippendorff, todo en “El despertar de Nora”, así se ha titulado entre nosotros lo que en su idioma original, alemán, era “Kokon”, o sea “capullo”, apunta a ese día de la transformación, el verano de todos los veranos, aquel en el que el cuerpo de una niña deja de serlo para dar paso a su adolescencia.