Mimada por el ámbito de los festivales, -abrió la sección Panorama de Berlín y gozó de evidente predicamento en su paseo por el SSIFF donostiarra-, “Las mil y una” se sabe atravesada por los rasgos de identidad que definen al cine contemporáneo.

El título español da noticia de la confusión interior del filme. Si estuviéramos ante “La gran estafa” o ante “La última estafa” entenderíamos el título como un absoluto. Al unir gran y última damos a entender que ni es la mayor ni es la última y eso denota cierta irrelevancia en la magnitud de esa referida “estafa”.

Antes de adaptarse a la pantalla, o sea antes de ser cine, “El padre” nació en 2012 como obra teatral escrita por el novelista, dramaturgo y ahora director de cine, el francés Florian Zeller. Estrenada en teatros de medio mundo y adaptada a innumerables lenguas, -en España José Carlos Plaza la dirigió con Héctor Alterio en el papel principal-, ese que aquí sublima Anthony Hopkins; el resultado siempre fue el mismo.

Con George Cloney ya no cabe acogerse al rol del actor consagrado que, por un momento, decide pasarse al lado de la dirección para resarcirse de todo aquello que no podía hacer cuando trabajaba bajo las órdenes de otros. De hecho, Cloney, que el próximo mes de mayo cumplirá los 60 años, ha dirigido un total de siete largometrajes.