Si no fuera porque estamos en un tiempo en el que la mascarilla sanitaria se ha impuesto como una obligación global, el centenario de “El chico” hubiera sido un suelto periodístico, un suspiro cinéfilo de leve relevancia y densa nostalgia.

El título, “2046”, hace referencia a un tiempo, a un “no lugar”, a una ciudad imaginaria y al improbable número de una habitación de hotel. En el último caso, se corresponde con la habitación que su protagonista quiere habitar pero que, a lo largo del tiempo que dura este filme, nunca lo hará porque, de manera obsesiva permanece en la puerta de al lado, la 2047.

Como sugiere el nombre de “Hiruki”, nombre de la productora de “Enero”, lo que aquí se gesta gira en torno al concepto de tres. Tres mujeres son las principales cabezas visibles de la producción y tres mujeres, dos abuelas y la voz de la nieta, las presencias que (con)forman “Enero”, un documental de apariencia humilde y de calado enorme.

“Hope”, título que se ha preferido mantener en su variable inglesa, evoca la esperanza pero bucea en el dolor. En danés se titula “Hap” con una tilde inexistente en nuestro alfabeto, y en castellano, a la vista de su contenido, probablemente hubiéramos preferido bautizarla como “Limbo”, ese lugar inexistente que habita en la paradoja.