“El amor menos pensado” comienza con tufillo literario -el que se desprende de la lectura del inicio de “Moby Dick”- para terminar en clave de folletín romántico apto para todos los públicos. Es puro juego de salón empeñado en lograr a toda costa un happy end conciliador para no inquietar al espectador.
El panorama que dibuja “El reino” de Rodrigo Sorogoyen está más cerca de los infiernos que de los cielos. Es la suya, una radiografía a la España de la corrupción. Una caricatura al tiempo inmediato. Aunque quepa decir que aquí todo es pura ficción, sabemos que es representación imaginaria que proviene de un espejo rebosante de destellos de verdad. Despedida en el pase de prensa con una sonora ovación, hay motivos suficientes para ello.