Levantada con la estructura de la primera parte de la novela autobiográfica de Marguerite Duras, la que se editó en 1985 pero que había sido escrita casi 40 años antes, esta pieza de orfebrería y fervor parece un monumento en honor de su protagonista.
No se desvela el argumento si se descubre que en el último filme de Roman Polanski, “Basado en hechos reales”, esos hechos reales de los que habla, deben ser entendidos al estilo surrealista. ¿Qué quiere decir?
Que hablamos de una realidad absoluta: la consciente y la inconsciente, la física y de psíquica, la realidad del que permanece en vigilia y la del que se hunde en pesadillas de fantasmas sin nombre ni lógica.




