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Fallido homenaje a Chaplin
Título Original: LA RANÇON DE LA GLOIRE Dirección: Xavier Beauvois Guión: Xavier Beauvois y Etienne Comar Intérpretes: Roschdy Zem, Chiara Mastroianni, Peter Coyote, Benoît Poelvoorde, Arthur Beauvois, Jean-Daniel Bigler, Dolores Chaplin y Eugène Chaplin País: Francia. 2015 Duración: 114 minutos ESTRENO: Octubre 2015
Si se quedan hasta el final, después de los créditos, hallarán otro chiste. Ilustra el robo de la figura de Chaplin en un intento banal de perpetuar el destino del legado de Chaplin: atraer a los pícaros vagabundos como el que él representó. El gag no es bueno pero sirve para que se lean los créditos y se comprenda que algunos herederos de Chaplin colaboran aquí. Eso subraya su carácter buenista y bienintencionado que no evita cumplir el dicho de que hay cariños que matan.
La banda sonora del cine de Chaplin suena y resuena, El circo esta presente. También esos reconocibles trazos de heroísmo patético y sacrificio fraternal. Y no falta, claro está, la presencia de un niño, niña en este caso, que endulza todavía más las posibilidades blandas de tan húmedo panegírico. Dirige Xavier Beauvois, el realizador que filmó De dioses y hombres, gran premio del jurado de Cannes en 2010 y rigurosa recreación sobre el martirio y muerte de un puñado de monjes cistercienses en las montañas del Magreb. Pero aquel pulso medido, preciso y cortante aquí se reblandece por la extrema veneración que Xavier Beauvois muestra hacia Chaplin y su recuerdo. Inspirada en un hecho cierto, el robo del cadáver del genial humorista y la petición de una recompensa, Beauvois traiciona la verdad histórica para retorcer su esencia.
Salvo la anécdota de partida y algún detalle maquillado, la negativa de la familia a pagar aduciendo la tradicional ¿austeridad / tacañería? del fallecido genio, el resto se ajusta a la realidad con la misma fidelidad que las célebres novelas sansulpicianas, que tanto irritaban a Menéndez Pelayo, recreaban el evangelio. Con brochazos de color rosa.
Sin embargo, no es eso lo más cuestionable de El precio de la fama. Sino que a lo largo de 114 minutos, Xavier Beauvois muestre tan poca capacidad para la comedia y la sugerencia. Ni siquiera un histrión con tan hilarante presencia como la que Benoît Poelvoorde derrocha, consigue transcender la rutinaria y autosatisfecha dirección. Y el resto, todos, como él, van y vienen en un bucle de desorientación, hastío y banalidad.
La banda sonora del cine de Chaplin suena y resuena, El circo esta presente. También esos reconocibles trazos de heroísmo patético y sacrificio fraternal. Y no falta, claro está, la presencia de un niño, niña en este caso, que endulza todavía más las posibilidades blandas de tan húmedo panegírico. Dirige Xavier Beauvois, el realizador que filmó De dioses y hombres, gran premio del jurado de Cannes en 2010 y rigurosa recreación sobre el martirio y muerte de un puñado de monjes cistercienses en las montañas del Magreb. Pero aquel pulso medido, preciso y cortante aquí se reblandece por la extrema veneración que Xavier Beauvois muestra hacia Chaplin y su recuerdo. Inspirada en un hecho cierto, el robo del cadáver del genial humorista y la petición de una recompensa, Beauvois traiciona la verdad histórica para retorcer su esencia.
Salvo la anécdota de partida y algún detalle maquillado, la negativa de la familia a pagar aduciendo la tradicional ¿austeridad / tacañería? del fallecido genio, el resto se ajusta a la realidad con la misma fidelidad que las célebres novelas sansulpicianas, que tanto irritaban a Menéndez Pelayo, recreaban el evangelio. Con brochazos de color rosa.
Sin embargo, no es eso lo más cuestionable de El precio de la fama. Sino que a lo largo de 114 minutos, Xavier Beauvois muestre tan poca capacidad para la comedia y la sugerencia. Ni siquiera un histrión con tan hilarante presencia como la que Benoît Poelvoorde derrocha, consigue transcender la rutinaria y autosatisfecha dirección. Y el resto, todos, como él, van y vienen en un bucle de desorientación, hastío y banalidad.