Regreso al humor de los 80
Título Original: VACATION Dirección y guión: John Francis Daley, Jonathan M. Goldstein Intérpretes: Ed Helms, Christina Applegate, Skyler Gisondo, Steele Stebbins, Leslie Mann, Chris Hemsworth Nacionalidad: EE.UU. 2015 Duración: 99 minutos ESTRENO: Agosto 2015
Desde el primer toque, las cosas están claras. Tras los tres primeros chistes que provocan hilaridad en la sala, las cartas se ponen boca arriba y la sombra de Aterriza como puedas (1980) pide pista. Su irreverente tono humorístico señala el camino. No es casualidad que el oficio del padre de familia de esta disparatada comedia llena de sobreentendidos y más yanqui que la hamburguesa de McDonald sea piloto de avión en una línea de low cost.
Tampoco lo es que su entramado narrativo provenga de una transfusión argumental en vena de Las vacaciones de una chiflada familia americana (1983) escrita por John Hughes y construida bajo la dirección de Harold Ramis. Aquí como allí, lo que está en juego es la pervivencia de la familia. Familia que viaja unida permanece unida, esa es la idea.
No es tiempo de experimentos ni de originalidades. Si hace 30 años la cosa funcionó, el Hollywood del siglo XXI ya no arriesga. De modo que John Francis Daley y Jonathan Goldstein, directores de Vacaciones, se conducen con oficio. No tenían demasiados problemas para sacar de aquí lo que han sacado, una eficaz fruslería que no desaprovecha los gags que tiene y que perfila con acero afilado y solvencia profesional, lo que ya estaba en la letra escrita. A su favor, algo que se suele olvidar; no hay géneros menores sino películas malas. El de la comedia, siempre infravalorado, siempre enjuiciado con suficiencia, es el más difícil de todos. La carcajada cuesta mucho y se paga mal. En Vacaciones, las risas se arrancan con frecuencia y las referencias abundan. No ya las citas obvias. Incluso el Spielberg de El diablo sobre ruedas se asoma en esta odisea de cartoon y humor de barra. Y es que su ADN surgió en los 80. Ahí y para esa generación, los entonces niños, se ha hecho esta película. Nada especial, pura tontería pero, al menos, divertida.
Tampoco lo es que su entramado narrativo provenga de una transfusión argumental en vena de Las vacaciones de una chiflada familia americana (1983) escrita por John Hughes y construida bajo la dirección de Harold Ramis. Aquí como allí, lo que está en juego es la pervivencia de la familia. Familia que viaja unida permanece unida, esa es la idea.
No es tiempo de experimentos ni de originalidades. Si hace 30 años la cosa funcionó, el Hollywood del siglo XXI ya no arriesga. De modo que John Francis Daley y Jonathan Goldstein, directores de Vacaciones, se conducen con oficio. No tenían demasiados problemas para sacar de aquí lo que han sacado, una eficaz fruslería que no desaprovecha los gags que tiene y que perfila con acero afilado y solvencia profesional, lo que ya estaba en la letra escrita. A su favor, algo que se suele olvidar; no hay géneros menores sino películas malas. El de la comedia, siempre infravalorado, siempre enjuiciado con suficiencia, es el más difícil de todos. La carcajada cuesta mucho y se paga mal. En Vacaciones, las risas se arrancan con frecuencia y las referencias abundan. No ya las citas obvias. Incluso el Spielberg de El diablo sobre ruedas se asoma en esta odisea de cartoon y humor de barra. Y es que su ADN surgió en los 80. Ahí y para esa generación, los entonces niños, se ha hecho esta película. Nada especial, pura tontería pero, al menos, divertida.
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