Arriba parias de la tierra

foto-pride-1Título Original: PRIDE Dirección: Matthew Warchus Guión: Stephen Beresford Intérpretes: Bill Nighy, Imelda Staunton, Dominic West, Paddy Considine y Andrew Scott  Nacionalidad:  Reino Unido.  2014 Duración: 120 minutos ESTRENO: Marzo 2015

Los años de la Thatcher y el desmantelamiento, el tiempo en el que los sindicatos ingleses y la orgullosa tradición de la clase obrera de carbón y hierro fueron (cor)roídos por la avidez neoliberal, hoy todavía no han cicatrizado. Pride, con una coartada de hechos reales ficcionados con azúcar emocional, rememora una extraña alianza entre distintos, apenas una anécdota por la importancia del número, pero toda una declaración de fe a juzgar por el entusiasmo que Matthew Warchus pone a la hora de recrear los hechos narrados. Los hechos acontecieron hace 30 años, durante la larga huelga de los mineros británicos. Pride se centra en un pequeño grupo de mineros galeses, gente ruda y tradicional, sombras difuminadas entre la niebla y la pizarra, que vio con incredulidad y estupor cómo un grupo de gays y lesbianas apoyaba sus cuestaciones para poder hacer frente a los meses sin trabajo. Warchus ahonda en las enormes diferencias entre los movimientos de liberación homosexual londinenses y la unión minera de estandartes centenarios y raíces milenarias. Con el guión de Beresford trufado por un afán de reconstrucción periodístico, Pride no sólo habla del orgullo de manifestar el derecho a vivir libremente la sexualidad sino del prejuicio que esa manifestación provoca en quienes no lo aceptan. Más cerca del tono jubiloso de Full Monty que de la acritud del cine de Mike Leigh o de la militancia de Ken Loach, Warchus comparte con ambos su repulsa hacia la figura de la primera dama.
Sin embargo Warchus descafeina la denuncia para ganarse un público masivo. De ahí que el guión se llene de asideros humorísticos que arrojan todo lastre de pesimismo a cambio de la sonrisa. Sonrisa de sal gruesa y consolador extralargo con el que las mujeres de los mineros se desternillan en una pijamada en la casa del grupo de apoyo gay. La emoción (pro)viene de la convicción solidaria, del plano-contraplano aplicado con vaselina lacrimógena. Sin embargo, Pride no naufraga del todo porque ni oculta sus artificios ni miente sobre su posicionamiento. Para muchos es suficiente.
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