Afirma Claire Denis que en el comienzo de este proyecto, en su núcleo más profundo, estuvo Akira Kurosawa. Exactamente el Kurosawa del cine negro, el de Los canallas duermen en paz (1960). No se trata de una de las grandes obras del autor de Rashomon (1950) pero sí habita(ba) en ella, la vertiente más oscura y menos frecuentada del más internacional de los cineastas japoneses.

Aunque la batuta de la dirección recae en Emilio Martínez Lázaro -un veterano realizador madrileño-, la partitura ha sido co-escrita por Borja Cobeaga. De hecho todo en esta desopilante comedia reclama su firma. La lucha de sexos entre un señorito andaluz de gomina en pelo y Virgen en vena, enfrentado a una neska guerrera, de flequillo perfilado y cabreada con su aita, funciona bien.