El servicio y la venganza
Título Original: QUE HORAS ELA VOLTA? Dirección y guión: Anna Muylaert Intérpretes: Regina Casé, Camila Márdila, Karine Teles, Lourenço Mutarelli, Michel Joelsas, Helena Albergaria País: Brasil. 2015 Duración: 110 minutos ESTRENO: Julio 2015
En un momento determinado, Una segunda madre adquiere un tono amenazador, extraño, casi terrorífico. Corresponde al instante en el que el padre y el hijo de la familia en la que presta sus servicios esa madre que se gana la vida cuidando a un hijo ajeno y limpiando una casa que no le es propia, acechan a su hija. Es uno de esos instantes en que el cine se descubre como un lenguaje poderoso de maneras propias. En él vemos a una joven estudiante que, tras años de vivir lejos de su madre, se reencuentra con ella. Durante esos años, la madre ha sostenido un espejismo. Como muchos emigrantes separados de sus familias por el trabajo, ha idealizado su situación. El conflicto se dibuja y comienza un proceso en el que nadie tiene claro quién es el verdugo y quién será la víctima.
Lo que Anna Muylaert, autora de la dirección y el guión, trama se comprende a los pocos minutos. Pronto se nos hace saber que Una segunda madre pretende desmontar esa farsa social. Contrapone la dignidad de los nadies frente a la orgullosa petulancia de los amos de la casa.
En consecuencia, paso a paso, secuencia a secuencia, con un conjunto de interpretaciones medidas, precisas, sobrias, Muylaert deconstruye la mentira social, ese contrato en el que el dinero establece la diferencia. La joven recién llegada conserva la cabeza alta y el orgullo bravo. Su madre, ablandada y alienada por años de servicio, se ha convertido en esclava agradecida. La aparente bondad con la que le trata la dueña de la casa pronto de descubre falsedad, altivez y frustración. Con el tam-tam de ese pulso dialéctico se nos introduce en un hogar de cimientos de barro e impostura.
La virtud de esta curiosa, inteligente y notable cinta se ubica en la adecuación de la mayor parte del reparto y en el buen pulso de su directora. Con sombras que evocan la cara menos surrealista del griego Lotinos, con luces que (de)muestran la pujanza del cine latino, Una segunda madre ofrece un regalo imprevisto en un final de temporada abocado a un cine de rebajas.
Lo que Anna Muylaert, autora de la dirección y el guión, trama se comprende a los pocos minutos. Pronto se nos hace saber que Una segunda madre pretende desmontar esa farsa social. Contrapone la dignidad de los nadies frente a la orgullosa petulancia de los amos de la casa.
En consecuencia, paso a paso, secuencia a secuencia, con un conjunto de interpretaciones medidas, precisas, sobrias, Muylaert deconstruye la mentira social, ese contrato en el que el dinero establece la diferencia. La joven recién llegada conserva la cabeza alta y el orgullo bravo. Su madre, ablandada y alienada por años de servicio, se ha convertido en esclava agradecida. La aparente bondad con la que le trata la dueña de la casa pronto de descubre falsedad, altivez y frustración. Con el tam-tam de ese pulso dialéctico se nos introduce en un hogar de cimientos de barro e impostura.
La virtud de esta curiosa, inteligente y notable cinta se ubica en la adecuación de la mayor parte del reparto y en el buen pulso de su directora. Con sombras que evocan la cara menos surrealista del griego Lotinos, con luces que (de)muestran la pujanza del cine latino, Una segunda madre ofrece un regalo imprevisto en un final de temporada abocado a un cine de rebajas.
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