El arco iris que recorre Itsaso Arana, en busca del caldero de oro que significa su primer largometraje, cruza un amplio espacio de tiempo de casi doscientos años alumbrado por la luz del feminismo.
Siempre singular y siempre fiel a sí mismo, Hong Sang-soo insiste en una partitura que siempre se parece pero, como con Satie, siempre es distinta. En el caso de “En lo alto”, el protagonista que encarna a un director de cine, alter ego del propio cineasta en la realidad, dice haber visto a dios.
Escritor antes que director, Olivier Treiner debuta con un largometraje en el que pesa más la letra que la imagen. De ahí que su esqueleto termine por asfixiar la empatía de sus principales personajes quienes, pese a su buen oficio, se van perdiendo cada vez más en la idea pretextual de su origen. Un leit motiv demasiado denso para tan escasa capacidad audiovisual.
Acometida con una ingenuidad desarmante, concebida como una espiral que deviene en filigrana, «La última reina» se sustenta sobre dos columnas nucleares. Una reivindica la historia de Argel narrada desde su propio país.
Con el declinar de los grandes cineastas italianos surgidos del neorrealismo, cuando el final de la guerra empezó a parecer lejano ante los nuevos problemas que sacudían a la Italia de la prosperidad, apareció un cineasta singular y, hoy lo sabemos, de extraordinaria coherencia, llamado Marco Bellocchio.
Gigante en tiempo de gigantes, Umberto Eco alumbró el saber en la segunda mitad del siglo XX. Semiólogo, filósofo, pensador, escritor, activista…, por encima de todo fue un heterodoxo al que le gustaba transitar por los espacios en penumbra.
Filmado como si fuera una escena de fantasmas, “Todos somos Jane” se abre en medio de una gala social en Chicago. Arranca con un fundido en negro y con la voz en off de algunas proclamas. No cuesta trabajo percibir que se trata de una fiesta convencional de discursos protocolarios y espejo de vanidades.
Javier Elorrieta (Madrid, 1950) se sale del catálogo del cine español. Verso libre en un panorama abonado por las familias y los amigos, Elorrieta resulta inclasificable e inencasillable. No porque desprenda ansias de autoría sino por todo lo contrario, ansía gustar, gustar a cualquier precio, a toda costa.
Como en “Piratas del Caribe”, “Mansión encantada” ha sido producida para poner en valor una de las citas de Disneyland, uno de los platos fuertes de esa feria de todas las ferias, las megabarracas que cualquier franquicia de “Disneylandia” es.