Los nazis, con sus campos de exterminio, representaron la máxima ignominia del ser humano. Nunca la humanidad se había envilecido tanto. Pero fue EE.UU. con sus dos bombas atómicas lanzadas sobre dos poblaciones indefensas, Hiroshima y Nagasaki, quien entreabrió la puerta a la ira de dios, suya fue la hora del apocalipsis; la acción más sanguinaria realizada jamás por nadie.
Todo en “Barbie” se comporta con el disfraz de lo equívoco. De sus casi dos horas, permanecerá para la mayor parte del público esa estética rosa de chicle y azúcar de caramelo, una facilona exaltación al empoderamiento femenino y una conclusión paradójica.
La llama que alimenta lo que da sentido a “Más que nunca” gira en torno a una cuestión y un sentimiento.
El 12 de agosto de 2000 la explosión accidental de un torpedo provocó el hundimiento del submarino nuclear K-141 Kursk. El eco siniestro de aquel incidente destila el barniz de verosimilitud oportuno para esta fabulación sobre la IA y sus peligros, de la que se ocupa la última “Misión imposible”.
Valeria Bruni Tedeschi pide paso y espera un lugar en ese olimpo francés de las autobiógrafos audiovisuales con “La gran juventud”, película que ahora comienza su recorrido en Filmin y que todavía puede recuperarse en los Golem Verano.
Precedido por un corto de 8 minutos protagonizado por Carl y Dug, dos de los protagonistas de «Up», “Elemental” se muestra como un proyecto híbrido y algo cansado en un tiempo en el que la amenaza de la Inteligencia artificial lo empaña todo.
A algunas películas se las ve venir desde el minuto uno. Si además, como en este caso, vienen firmadas por un cineasta veterano cuya coherencia no cede a tentación alguna, su visión se convierte en un acto de confirmación, un suspiro de reafirmación. Así pues, “El caso Braibanti” crece sobre un gesto de fidelidad extrema.
El día que “Torrente, el brazo tonto de la ley” (1998) reventó la taquilla, Santiago Segura aprendió una lección: la pasta va para el productor. Para los autores quedan los aplausos; algo que activa la autoestima pero que no paga hipotecas ni provee sustentos.
Empezar con “El garrotín” de Smash y titular la película con un tema mítico de las Grecas, predispone a soñar que nos espera una película tensa e intensa, aunque se intuya que aquí nos aguarda material histórico ablandado por la nostalgia.
Cuando se estrenó el primer Indiana Jones en 1981, el que iba “En busca del Arca Perdida”, el arqueólogo Mr. Jones, tenía 37 años. La acción del filme transcurría en el triste tiempo de 1936 y el actor, Harrison Ford, nacido el 13 de julio de 1942, había cumplido en el momento del rodaje los 38 años.