El origen del relato que atraviesa “El callejón de las almas perdidas” hay que situarlo en plena guerra civil española, en 1937. En esos días terribles, William Lindsay Gresham, militante entonces del partido comunista norteamericano y voluntario de la Brigada Lincoln, escuchó de un compañero referir historias fabulosas sobre circos y criaturas fantásticas.
La relación de grandes cineastas tentados por Macbeth compone una galería muy especial: Welles, Polansky, Kurosawa,… y ahora, Joel Coen, quien por vez primera rueda sin la complicidad de su hermano Ethan pero sí con el apoyo y el trabajo decisivo de su esposa Frances McDormand.
El título original encierra la clave de lo que aquí nos espera. “One Shot” en realidad significa “una toma única”, un plano secuencia de 96 minutos, un juego formal consistente en que el tiempo real y el tiempo fílmico se deben a una idéntica unidad cronológica.