Remake de un filme francés inédito entre nosotros, “Mamá o papá” se sabe producto de amplios públicos y olvidos rápidos. La batuta la esgrime Dani de la Orden, un realizador especializado en seguir la rancia herencia del cine costumbrista español de regüeldo insulso y risa floja.

En “Las ventajas de ser un marginado” (2013) Stephen Chbosky no solo adaptó y dirigió su propia novela, “The Perks of Being a Wallflower”, sino que abrió un territorio diferente al cine protagonizado por adolescentes. A este escritor y realizador de cine, nacido en Pittsburgh hace 51 años, no le interesaban ni los excesos juveniles hechos de rebeldes de poca causa y mucho miedo, ni los “Porkys” prealcoholizados.

En este thriller oscuro y asfixiante sobre la necesidad del agua en la España profunda de cortijos y duquesas, de miedos y peajes, se echa de menos un mejor guión, una estructura literaria que aporte más verosimilitud a esta crónica rural que alberga en su interior más de lo que acaba dando.

Ópera prima de Kim Yong-hoon, “Nido de víboras” crece sobre los mejores precedentes de una de las cinematografías más en forma de los últimos años, la de Corea del Sur. Con esa lección bien aprendida, Kim Yong-hoon construye su nido a partir del camino abierto por cineastas como Park Chan-wook y Bong Joon-ho.