El verdadero interés  de un festival, allí donde la prueba del algodón no engaña, habita en la calidad, riesgo e interés de la Sección Oficial. Lo demás es musiquita de fondo, trofeos añejos, reliquias de la grandeza de otros festivales y carne de relleno de una programación más o menos abarrotada. Ocurre además, que esa Sección Oficial que deviene en sección primordial, de manera habitual, la primera y la última película, la que inaugura y la que clausura, con ocupar simbólicamente un lugar relevante, nunca suelen ser significativas.