Pese a que no le faltaba razón a Hitchcock sobre lo complicado que resulta trabajar con niños, la segunda parte de “It”, la que narra el tiempo de la adultez de sus protagonistas, resulta menos interesante que la primera. Aclaremos el tema para quien no lo conozca. “It” fue presentada por su autor, el especialista en “best seller” de terror, Stephen King, en 1986. Su primera edición en castellano, aparecida un año después, ocupaba más de 1.500 páginas que fueron devoradas por miles de entusiastas atrapados en ese mezcla de cuento iniciático de amistad juvenil y relato gótico con payaso que horripila.
Probablemente lo más relevante de “Vivir dos veces” sea una adolescente llamada Mafalda Carbonell. No podemos todavía saber si será una gran actriz pero, sin duda, en ella habita lo más sincero de un filme demasiado preocupado por endulzar lo que no admite paños calientes ni miradas poéticas. El Alzheimer representa una auténtica maldición.
Ursula Macfatlane, guionista y directora de este documental, no se sale del pentagrama clásico del género. Lo suyo sabe del academicismo de los años 60 cuando se trataba de documentar un tema de culpabilidad y denuncia. Como en un proceso judicial, la documentalista sigue un orden cronológico y lineal por el que, testimonio a testimonio, acusación a acusación, el reo acabará conducido a su derrota. El reo se llama Harvey Weinstein y fue, al menos, el 50% de Miramax.