Sin Nicole Kidman y su transfiguración en una mujer de rostro ajado, una policía alcoholizada que cuando se mueve, se arrastra; que cuando habla, susurra; “Destroyer” probablemente no hubiera logrado ser estrenada en salas.

Julian Schnabel fue pintor antes que director de cine. De hecho, su iniciación en el mundo audiovisual, su consagración, tuvo lugar cuando decidió contar la historia de Basquiat en 1996. Con él había compartido un tiempo en el que ambos artistas representaron la renovación del arte neoyorquino del final del siglo XX.