El año que viene se cumplirán 30 años del estreno de Sorgo rojo. Hasta entonces, 1987, apenas se había tenido noticias del cine chino. Con Sorgo rojo el mundo descubrió a un cineasta sensible y singular llamado Zhang Yimou y a una actriz excepcional, Gong Li. Con Regreso a casa, filme preñado de coincidencias y doble sentido, asistimos a un exaltado reencuentro en el presente que se toma cumplida cuenta de los sufrimientos del pasado. Yimou y Li se alían en un relato melodramático y vibrante; un fresco histórico sobre la China del tercer tercio del siglo XX, la que arranca con la revolución cultural de Mao y periclita en el amanecer del neocapitalismo pseudocomunista.
Matt Damon y Paul Greengrass coincidieron en la segunda y en la tercera película (El mito de Bourne y El ultimátum de Bourne) y cosecharon impresionantes taquillajes y elogiosos babeos críticos. Desavenencias con los productores descolgaron a Greengrass, ante lo que Damon decidió irse con él. El discreto resultado comercial de la cuarta entrega, sin ninguno de ellos, forzó que los productores accedieran a reunir de nuevo al director con el actor.
En el otoño de 2005, el director chileno Matías Bize daba la sorpresa al ganar la espiga de oro del festival de Valladolid con un filme rodado en una habitación, con dos personajes y mucha osadía en una edición en la que estaba el Haneke de Caché y el Lars von Trier de Manderlay. Se tituló En la cama y pocos la vieron. En cuanto a Bize, obtuvo el máximo galardón de la Seminci, no porque el jurado perdiera la razón, sino porque el festival se inventó un galardón por su 50 aniversario y concedió ex aequo ese premio excepcional a Haneke y von Trier.