Memorias de un octogenario

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Título Original: QUEEN AND COUNTRY Dirección y guión:  John Boorman Intérpretes: Callum Turner, Caleb Landry Jones, David Thewlis, Richard E. Grant, Tamsin Egerton, Vanessa Kirby Nacionalidad: Reino Unido.  2014  Duración: 114 minutos  ESTRENO: Septiembre  2015

Hubo un tiempo en que convocar el nombre de John Boorman implicaba guardar un respetuoso silencio ante quien aparecía como el último mohicano del mejor cine británico. Eran los años en que títulos como A quemarropa (1967); Infierno en el Pacífico (1969); Leo el último (1970); Deliverance (1972); Zardoz (1974)… incluso obras como Excalibur (1981); La selva esmeralda (1985) y Esperanza y Gloria (1987) eran merecedores del máximo respeto. En los últimos años, con su prestigio personal corroído por un discutible ocaso, títulos como El general (1998) y El sastre de Panamá (2001) evidenciaban que quien tuvo talento retuvo la capacidad para saber mantenerlo.
Ahora Boorman, que cumplirá en enero 83 años, aparece como un misterio para la mayor parte del público que acude a una sala de cine. Un enigma que resultará casi indescifrable ante la visión de Reina y patria, una película llena de pinceladas autobiográficas y de desconcierto si no se conoció Esperanza y Gloria, filme con el que incluso juega a hermanarse desde el mismo título.
Reina y patria es cine de memoria, una remembranza a la luz de la mirada de un octogenario que se viste de una desarmante ligereza con un tono cercano al que Robert Altman puso en valor en M.A.S.H.. El filme arranca con un viva a Adolf Hitler que un niño exclama exaltado porque el bombardeo nazi obliga a interrumpir las clases. Ese niño que jalea al monstruo es la proyección más o menos fiel del propio Boorman y será el protagonista años después de una revisitación al interior del mundo militar británico en un tiempo azotado por la amenaza de la guerra fría, con la sombra del paralelo 42 en el horizonte y poco antes de que la generación beat y el rock and roll pusiera boca abajo al viejo régimen. Así, con anécdotas mínimas y recuerdos privados, Boorman saca adelante un filme cien por cien británico. Lo es por su humor hecho de flema y sarcasmo, por su olor a imperio de reina de alta cuna y pies que comienzan a estar descalzos. No es su mejor película pero si conserva su indomable presencia de ánimo británico.
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