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Eterna fascinación prehistórica

foto-parquejurasicoTítulo Original:  JURASSIC WORLD 4 Dirección:  Colin Trevorrow  Guión: Rick Jaffa, Amanda Silver, Colin Trevorrow y Derek Connolly  Intérpretes: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Ty Simpkins, Nick Robinson, Irrfab Khan y Vincent D’Onofrio Nacionalidad: EE.UU.  2015  Duración: 123 minutos ESTRENO: Junio  2015

En la fase principal, en el punto de fusión del argumento de Jurassic World, los protagonistas encuentran restos del primer Jurassic Park, aquel que comenzó todo consagrando a Spielberg como el director de moda de los años 90. Con esos restos, puras reliquias de cifenilia fervorosa, los personajes salvan el pellejo. Así, el cine nutre al cine, lo virtual se hace real y la aventura cobra tintes de renacimiento en un filme irreprochable porque da de sí todo lo que podía dar un proyecto que nace con los puntos cardinales de su territorio perfectamente prefijados.
Colin Trevorrow retoma la vieja idea de Michael Crichton, autor de la novela original. Recordémoslo: el argumento de partida ideaba la historia de un estudiante interesado en la clonación de dinosaurios. La idea, puro activismo dialéctico, insistía en abrochar el mayor avance de los años 90, con los orígenes más primigenios, los dinosaurios. Lo viejo y lo nuevo, el pasado y el futuro unidos por la fascinación del hipertamaño, ese que seduce y atemoriza a los niños de todo el mundo; ese que nos enfrenta al interrogante de nuestra existencia.
Trevorrow, un desconocido de escaso currículum, cumple con su misión. Articula poderosas imágenes, como la bella y la bestia, un rizar el rizo de lo imposible que sopla sobre una valiosa brasa temática que perdurará más allá de su éxito inmediato. Y es que aquí hay valor simbólico y estructura de cuento de hadas. No hay un gran guión ni sus diálogos resultan especialmente reseñables. Pero lo que queda en la retina pertenece, no al drama de los humanos, sino a la ausencia de los saurios (ahora mutantes), al leit motiv de ese argumento que nos recuerda la eterna ambición del hombre y su apetito desordenado por el triple salto mortal sin red. Aquí hay algunos saltos. Iconos brillantes sembrados en un campo de atracciones al que los seres humanos van en busca de emoción y de cuya conmoción, si sobreviven, no se recuperarán durante mucho tiempo. Nada relevante como cine, pero suficiente para que los hijos de quienes disfrutaron con Jurassic Park, sigan sus pasos.

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