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La novia virtual

Título Original: HER Dirección y guión:  Spike Jonze  Intérpretes: Joaquin Phoenix, Amy Adams, Rooney Mara, Olivia Wilde,  Scarlett Johansson (voz original de Samantha) Nacionalidad:   EE.UU. 2013   Duración: 126 minutos ESTRENO: Febrero 2014
 
Es probable que un sector del público, especialmente el que se mantiene opaco al uso de los ordenadores, crea que esta película no tiene ni pies ni cabeza. Que se trata de una extravagancia bizarra. Un galimatías hecho para embaucar a modernos. Lo curioso es que hace veinte años, la inmensa mayoría del público hubiera pensado eso mismo. Dicho de otro modo, Her, o sea Ella, es fruto de su tiempo, a él se debe y sin duda a él lo representa. En su configuración hay un responsable directo, un cineasta que desde su primera película demostró que nada debía a una cinefilia nostálgica. Guionista y director, Spike Jonze se dio a conocer como director de vídeos musicales. Durante unos años fue yerno de Francis Ford Coppola y desde su primer largometraje, Cómo ser John Malkovich (1999), dejó claro que su imaginación no era convencional. Desde entonces, lo ratifica con cada nueva película. 
Adaptation. El ladrón de orquídeas (2002) y Donde viven los monstruos (2009), resultaron tan personales como diferentes entre ellas. Polifacético, audaz, iconoclasta, Jonze se encuentra ahora con Her a las puertas del reconocimiento mainstream, a la espera del abrazo del Oscar. Como sus títulos anteriores, Her echa mano de una estrategia consistente en fusionar naturalezas antagónicas. Un proceso dialéctico que en este caso, en Her, fusiona el romanticismo de Linklater con la ciencia ficción de Oshii. Dicho de otro modo, algo así como penetrar en la especulación futurista de Ghost in the shell con los problemas sentimentales de Antes del amanecer.
Her describe la peripecia de un amanuense de un futuro cercano, un escribidor de cartas que inventa afectos, sentimientos y caricias para gentes a las que no conoce. Mientras tanto, su relación afectiva, una historia de amor extrema, dislocada y finalmente rota, le ha dejado al borde de la ruina emocional. Un desgarro irreparable; un cicatriz que ninguna otra mujer de carne y hueso puede reparar. Aquí, Jonze acude a algunos iconos reconocibles. Aquí, HerElla, aparece fuera de lo ordinario, ajena a las leyes de la biología. Her está hecha del mismo material con el que fue engendrada L’Ève Future de Auguste Villiers de l’Isle-Adam; por su naturaleza surcan los mismos fluidos virtuales que animaron la historia de Pigmalión. Los mismos que enturbiaron la lucidez del pintor Kokoschka cuando se hacía acompañar por una maniquí los días que iba a la ópera.
Jonze no necesita acudir a la robótica. Su Samantha (la que sabe escuchar, eso significa su nombre), no es sino un sofisticado sistema operativo. Posee una voz de extremada sensualidad, a la que regala su timbre Scarlett Johansson, y goza de una creciente inteligencia. Poco a poco, como todos los hombres que tratan de crear una mujer a su medida, el protagonista de HerTheodore (regalo de dios significa ese nombre) Twombly (¿homenaje al pintor expresionista autor de «El fundamento del ser humano”?),  avanza hacia su ruina. Joaquin Phoenix, un actor inquietante y camaleónico, se presta a cargar con una pesada cruz. Entre otras cosas porque cuando Jonze se abisma en la profundidad de su argumento, obtiene secuencias de una sugerencia extraordinaria. Tan insólitas y poderosas que terminan por afectar al ritmo de la película. Pese a sus enormes cualidades, pese a fogonazos de paradoja y poesía, pese a sus laberínticos entramados por el que se otea un futuro de vértigo y soledad para la civilización contemporánea, la cinta no puede evitar comportarse como un tobogán de valles y picos. Un filo de sierra que incomoda y corta, que entusiasma y descoloca porque Jonze se ensimisma demasiado.

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