Prácticamente A propósito de Llewyn Davis se abre y se cierra con la misma secuencia. En el principio y en el final de este filme, que se presentó en Cannes 2013, los Coen convocan y/o reciclan el mismo episodio. Se trata de un recurso ya utilizado por el cine clásico que provoca en curioso efecto. Siendo/viendo lo mismo, su lectura nos conduce a conclusiones diferentes porque entre la primera vez y su repetición, en cuanto espectadores, se nos ha iniciado en las entrañas del relato.

Para los sectores más ortodoxos de la cultura japonesa, el sacrificio de los 47 Ronin, samuráis sin shogun, supone la quintaesencia del valor y el honor; un modelo sublime de lo que la tradición impone. En el neo-Tokio del siglo XXI, en algunas calles y en algunas camisetas, un lema se repite: “no seas estúpido, no hagas el Ronin”.