El nombre de Ismael se debe al narrador de la novela de Herman Melville, Moby Dick. Pero ahí se acaban las posibles conexiones con la caza de la ballena blanca. Cierto es que el joven Ismael, protagonista del filme de Piñeiro, afirma soñar con navegar. Cierto que su padre biológico, le puso el nombre porque esa era la novela que le leía a su madre en el tiempo en el que fue concebido.
Para los sectores más ortodoxos de la cultura japonesa, el sacrificio de los 47 Ronin, samuráis sin shogun, supone la quintaesencia del valor y el honor; un modelo sublime de lo que la tradición impone. En el neo-Tokio del siglo XXI, en algunas calles y en algunas camisetas, un lema se repite: “no seas estúpido, no hagas el Ronin”.