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Dos duros en la cárcel
Título Original: ESCAPE PLAN / THE TOMB Dirección: Mikael Håfström Guión: Miles Chapman y Arnell Jesko Intérpretes: Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Jim Caviezel, Vinnie Jones, Curtis “50 Cent” Jackson y Faran Tahir Nacionalidad: EE.UU. 2013 Duración: 116 minutos ESTRENO: Diciembre 2013
La primera vez que fui consciente del interés de un director llamado Mikael Häfsröm fue en Sitges. Se trataba de 1408 (2007), una película de terror basada en un cuento homónimo del Stephen King. Sus protagonistas eran John Cusack y Samuel L. Jackson y, aunque aquello no era El resplandor, la solvencia del director sueco parecía notable. Fue entonces, al atar cabos, cuando también recuperé otro filme anterior de Häfsröm, Sin control (2005), un sobrecargado thriller sobre la infidelidad y el engaño con quiebros argumentales curiosos y con buenos trabajos de Clive Owen y Vincent Cassel. Häfsröm volvería a trabajar con Cusack en un thriller titulado Shanghai (2010), al lado de Gong Li. Y luego El rito, otra incursión en el terror y un aviso preocupante, el vigor de este profesional sueco afincado en EE.UU. se estaba agotando.
Verle al frente de esta producción de “marca”, cuyo mayor interés consiste en reunir a dos iconos de la testosterona de los años 80 en una operación revival, lanza señales de alarma pero no engaña a nadie. Plan de escape ofrece todo lo que cualquier espectador con olfato puede percibir antes de entrar en la sala. Tanto Stallone (1946) como Schwarzenegger (1947) han pasado de la edad de la jubilación. Pero ambos se acogen al plan Rajoy y, en consecuencia, no solo siguen trabajando sino que reciben y dan una buena colección de bofetadas y sopapos para regocijo de la chiquillería y admiración de sus coetáneos. Con ambos, necesitados de mantener el rictus de cara de piedra y los bíceps de acero, la película plantea un abradacabrante argumento. Un especialista en fugas, una especie de Houdini contemporáneo, en realidad un buen agente al que la vida le ha llevado a dedicarse a reventar prisiones para poner en evidencia al sistema carcelario, se enfrenta a lo inesperado. Una traición y una combinación endemoniada de situaciones y cartas marcadas. Las películas de prisión, cuando además giran en torno a la idea de la fuga, casi nunca aburren y ésta no lo hace. Sin grandes aspavientos y sin un solo diálogo que recordar, Stallone y Schwarzenegger se dan un homenaje jugando a fugarse de lo que parece imposible. Pero lo imprevisto era, hace veinte años, pensar en que ellos seguirían haciendo esto.